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Las 20 leyes de la astucia

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Ganaba dinero con sus pedos

Joseph Pujol, conocido como Le Pétomane, fue una de las atracciones más destacadas del París de finales del siglo XIX. 

Nacido en Marsella en 1857 en una familia de origen catalán, Pujol descubrió su inusual talento para controlar sus intestinos y producir sonidos con su recto durante su juventud. Esta peculiar habilidad lo llevó a dejar su oficio de panadero para perseguir una carrera en el mundo del entretenimiento.

Ganaba dinero con sus pedos

En 1890, Pujol debutó en el famoso cabaret Moulin Rouge de París, donde su espectáculo de "Petomanie" se convirtió en un éxito rotundo. Vestido elegantemente, Pujol realizaba una serie de imitaciones sonoras sorprendentes, desde el ruido de una modista rasgando telas hasta los disparos de un cañón. Su capacidad para controlar su recto y producir estos sonidos a voluntad lo convirtió en una sensación, y sus actuaciones eran tan populares que llegó a ganar más que otros artistas renombrados de la época.

Le Pétomane no solo entretenía a su audiencia con sus habilidades, sino que también se aseguraba de que sus espectáculos fueran higiénicos, utilizando enemas antes de cada actuación para evitar olores desagradables. Su talento único y su carisma en el escenario hicieron de Joseph Pujol una leyenda del entretenimiento en París. Entre su público se encontraban personalidades como el Príncipe de Gales, el rey Leopoldo II de Bélgica e incluso Sigmund Freud, quien asistió a una actuación para intentar entender por qué la gente reía tanto.

La carrera de Pujol alcanzó su punto álgido entre 1890 y 1894 en el Moulin Rouge, donde se convirtió en el artista mejor pagado. Sin embargo, después de una disputa legal con el cabaret en 1894, dejó el Moulin Rouge para unirse a una compañía itinerante, el Théâtre Pompadour. Con esta compañía recorrió Francia, Bélgica, España y el norte de África, provocando risas allá donde iba.

A medida que avanzaba su carrera, Pujol intentó refinar sus números, haciéndolos más "elegantes". Uno de sus números favoritos era la imitación de los sonidos de los animales de una granja mientras recitaba un poema bucólico que él mismo había escrito. El clímax llegaba con su interpretación del terremoto de San Francisco de 1906.

La carrera de Le Pétomane terminó abruptamente en 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Pujol, que entonces era padre de diez hijos, regresó a Marsella para retomar su antiguo oficio de panadero. Falleció en 1945 a la edad de 88 años, dejando un legado único en la historia del entretenimiento. Su vida y carrera continúan fascinando a la gente hasta hoy, como testimonio de cómo el talento más inusual puede cautivar al público y dejar una huella duradera en la cultura popular.

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