Sigurd era uno de los hombres más temidos de su época, conocido por su fuerza y destreza en la batalla, lo que le valió el apodo de "Sigurd el Poderoso".
Sigurd no gobernó Noruega durante 20 años. En realidad, fue el segundo jarl (conde) de las Orcadas, un archipiélago al norte de Escocia, donde gobernó aproximadamente desde el año 875 hasta el 892. Durante su reinado, expandió sus dominios hacia el norte de Escocia, conquistando Caithness y Sutherland.
Sigurd desafió a un caudillo escocés llamado Máel Brigte a un enfrentamiento acordado con 40 hombres por cada bando. Sin embargo, Sigurd traicionó el acuerdo llevando 80 hombres, lo que le dio una ventaja injusta.
Tras derrotar y decapitar a Máel Brigte, Sigurd ató la cabeza del vencido a su silla de montar como trofeo. Durante la cabalgata de regreso, los dientes de la cabeza decapitada rozaron repetidamente la pierna de Sigurd, causándole una herida que posteriormente se infectó. Esta infección resultó fatal para el vikingo, llevándolo a la muerte.
Este incidente, aunque extraño, es considerado por muchos como una forma de justicia poética o "karma instantáneo" por la traición de Sigurd. La historia se ha conservado en la saga Orkneyinga, una narración histórica escrita siglos después de los hechos, lo que añade un elemento de leyenda a este peculiar final del poderoso jarl vikingo.
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Curiosa historia
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