El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...
En una situación llena de nervios primer cita, una joven invita a su novio a cenar el viernes por la noche, insinuando que le gustaría “hacerlo” por primera vez.
El joven, emocionado pero con los nervios primer cita a flor de piel, decide prepararse y acude a la farmacia para comprar protección, sin imaginar el giro que tomará la velada. Ver Cómo ser el mejor amante
El farmacéutico, atento y servicial, le dedica más de una hora a explicarle todo sobre la protección. En la caja, le ofrece varias opciones: el paquete de 3, el paquete de 10 o el paquete familiar. El chico, con los nervios primer cita y la ilusión de una noche inolvidable, elige el paquete familiar, pensando que lo necesitará para su primera experiencia.
Al llegar a casa de la joven, el chico se sorprende al ver a toda la familia sentada a la mesa. Los nervios primer cita lo invaden y, para tranquilizarse, decide dar las gracias antes de cenar e inclina la cabeza. Pasan los minutos y el chico permanece en profunda oración, sin moverse, durante casi veinte minutos.
La joven, intrigada, se inclina y le susurra:
—No tenía idea de que fueras tan religioso.
El chico, finalmente, le contesta en voz baja:
—¡No soy religioso, es que no sabía que tu padre era el farmacéutico! ¡Me dio una charla de una hora!
Y tú, ¿qué opinas?
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