Es uno de mis autores favoritos. Lo aprecio porque su análisis franco y cínico me obliga a reflexionar. Para bien o para mal, siempre deja una huella.
Tomemos, por ejemplo, uno de los pasajes más famosos de El Príncipe, donde muchos interpretan erróneamente que se defiende la idea de que "el fin justifica los medios". El texto dice:
"Que se dedique un príncipe a conquistar y mantener el estado, y los medios siempre serán juzgados honorables y alabados por todos. Porque la gente común siempre se deja llevar por las apariencias y el resultado final. Y en el mundo no hay más que gente común".
Aquí no hay una justificación para la maldad. Ver Maquiavelo y la fascinante maldad humana. Hay, en cambio, otra consideración no menos terrible: la gente está compuesta, en esencia, por una masa de personas irracionales e ignorantes que solo se preocupan por las apariencias y el desenlace de los acontecimientos. Son ellos quienes, con su percepción, terminan justificando las acciones del Príncipe.
Y de esta manera, Maquiavelo nos empuja a reflexionar: ¿es realmente incorrecto afirmar que muchas personas razonan de forma irracional? ¿Es solo nuestra percepción? ¿Es una maldad evidente decir esto, o por el bien de la crítica y la verdad se debería investigar esta posibilidad?
Estas son preguntas que siempre me hago y sobre las que me gusta reflexionar. Estimulan mi pensamiento crítico. Además, son temas de constante actualidad, especialmente si pensamos en la situación política de hoy.
Incluso la figura del Príncipe que Maquiavelo esboza no es intrínsecamente mala. Es la de un hombre que, por su papel y la razón de Estado, se ve obligado a veces, y solo cuando es estrictamente necesario, a asumir la carga de llevar a cabo acciones malvadas. Casi un héroe trágico. Hoy lo llamaríamos un antihéroe, es decir, un héroe que no tiene reparos en cometer actos moralmente dudosos para lograr un propósito benévolo.
No es casualidad que los antihéroes sean a menudo los personajes favoritos de muchos de nosotros. Pensemos, por ejemplo, en Walter White de Breaking Bad, ¿quién no lo apoyó? Al final, son los más humanos. Son los que fracasan, los que caen en la tentación, los que pueden volverse malvados, pero no son despiadados y pueden redimirse. Mucha gente se ve reflejada en ellos, por lo que permanecen grabados en nuestra memoria.
Por todas estas razones, me encanta Maquiavelo. Ver La sabiduría secreta de Maquiavelo
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