El ser humano es un animal al que le encanta que le den la razón. Que sepamos, es la única especie con este comportamiento. Para lograr que te den la razón, descartando el caso de los niños y los locos, es necesario discutir. Por eso se discute de forma incansable, las discusiones nos atrapan, nos enredan y al final acaban agotando unas energías preciosas que se podrían haber usado en otros fines. Y aun después de haber discutido, en muy raras ocasiones te acaban dando la razón, aunque cada cual en su fuero interno cree más firmemente que la tiene. Tener razón y discutir De ahí la visión de Dale Carnegie que recomienda muy encarecidamente el no discutir, pues rara vez se vence y si se logra vencer, la otra parte nos guardará rencor, cosa nada recomendable. Carnegie no ve rentable la discusión, postura lógica en alguien que ha sentado las bases de la moderna persuasión. ¿Recuerda usted alguna discusión con alguien que le quería vender algo? Seguro que algún conocido