El encuentro de Richard Feynman con el plato giratorio en la cafetería de Cornell es una anécdota fascinante que ilustra cómo las observaciones inesperadas pueden conducir a profundas ideas científicas. Un día, mientras almorzaba, Feynman observó a un estudiante lanzar un plato al aire. A medida que el plato giraba, Feynman notó algo intrigante: el medallón rojo de Cornell dibujado en la placa parecía rotar más rápido que la propia oscilación del plato. Esta simple observación despertó su curiosidad y lo llevó a investigar la física detrás del movimiento del plato. Intrigado por este fenómeno, Feynman comenzó a analizar el movimiento del plato. Utilizó un enfoque lagrangiano para resolver el problema matemáticamente y descubrió que, cuando el ángulo de oscilación es pequeño, el medallón gira dos veces más rápido que la frecuencia de oscilación. Sin embargo, no se conformó solo con la solución matemática; quería comprender el movimiento de manera más fundamental. Así, examinó las fuerza