En el siglo XVIII, así es como los médicos escuchaban el corazón de sus pacientes. Era un método conocido como auscultación directa, que es una forma elegante de decir que se coloca la oreja en el pecho del paciente para escuchar los sonidos del corazón y los pulmones. Sin embargo, René Laennec, un médico de París, no se sentía cómodo poniendo su cabeza directamente sobre el pecho de sus pacientes, especialmente en una época en la que la higiene no era una prioridad. Este malestar lo llevó a buscar una solución más adecuada. Fue así como, en un momento de inspiración, Laennec enrolló un pedazo de papel y descubrió que este simple tubo amplificaba de manera efectiva los latidos del corazón. Este hallazgo le llevó a mejorar la idea inicial y en 1816 presentó su invento al mundo: el estetoscopio, cuyo nombre proviene del griego y significa "para examinar el esternón". Este dispositivo revolucionó la manera en que los médicos podían escuchar los sonidos internos del cuerpo humano