Las chispas metálicas producidas durante el esmerilado y corte abrasivo, a pesar de alcanzar temperaturas extremadamente altas, generalmente no queman nuestra piel debido a una combinación de factores físicos. En primer lugar, aunque estas chispas tienen una temperatura muy elevada, su tamaño es minúsculo. Esto significa que, a pesar de su alta temperatura, contienen muy poca energía térmica total. La cantidad de calor que pueden transferir a nuestra piel es limitada debido a su masa diminuta. Además, estas partículas se mueven a gran velocidad. Cuando entran en contacto con nuestra piel, lo hacen durante un tiempo extremadamente breve. Este contacto fugaz no permite una transferencia significativa de calor a la piel. En muchos casos, las chispas simplemente rebotan en la superficie de la piel sin causar daño. Otro factor importante es el efecto de enfriamiento que experimenta la chispa al viajar por el aire. Debido a su pequeño tamaño y gran área superficial en relación con su volumen...