Una imagen que puede ser perturbadora es la de la última hamburguesa de McDonald's vendida en Islandia, que ha permanecido intacta durante 10 años.
El 31 de octubre de 2009, Hjortur Smarason compró una hamburguesa y papas fritas de la última unidad de McDonald's que cerró en Islandia. Sin embargo, no compró el bocadillo para comerlo, sino para conservarlo y demostrar que no se descompondría.
Diez años después, el bocadillo ha cambiado muy poco y está en exhibición en el albergue Snotra House, en el sur del país, con transmisión en tiempo real por internet para que todos puedan seguir su evolución, o la falta de ella.
Smarason comentó: "Escuché algo sobre McDonald's que nunca se descompone, así que solo quería saber si eso era cierto o no".
Las hamburguesas y las papas fritas han viajado mucho por Islandia. Inicialmente, Smarason dejó el bocadillo en una bolsa de plástico en su garaje para ver qué tan rápido se descompondría, pero no notó ningún cambio. En 2012, entregó la hamburguesa al Museo Nacional de Islandia. Después de unos años en el museo, un experto danés devolvió el artículo a Smarason, alegando que no podían permitirse conservar una hamburguesa.
Smarason respondió: "Creo que se equivocó porque esta hamburguesa se conserva sola". De hecho, algunos visitantes confían tanto en la conservación que incluso se comieron algunas de las papas.
Esta historia no solo es perturbadora por la falta de descomposición de la comida, sino también por lo que revela sobre los conservantes y la durabilidad de ciertos alimentos procesados.
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