Una anécdota personal sobre el miedo infantil revela la sorprendente verdad detrás de los miedos creados por las madres y su moderna solución.
Cuando era niño, mi madre me decía: "Si no te portas bien, el diablo que se esconde debajo de la cama saldrá, te llevará lejos y te comerá, porque el diablo se alimenta de niños malos y desobedientes. Pero si te portas bien, el ángel que está en la cabecera te protegerá".
Como en el catecismo me hablaban de diablos y ángeles, yo le creía. Cada vez que me portaba mal, me asomaba debajo de la cama y veía dos ojos que me miraban fijamente. Entonces corría a la cama de mi madre, le pedía perdón y le suplicaba que sacara al "diablo".
Crecí como un hombre lleno de miedo, siempre temiendo que si algo que decía, pensaba o hacía era "malo", el diablo vendría a por mí y me llevaría al "infierno" para comerme. Por las noches, tenía terror de irme a dormir. Cansado de esta situación, decidí ver a un psiquiatra.
Le conté mi problema: "Tengo miedo de irme a la cama. Creo que hay alguien debajo de ella. ¿Me estoy volviendo loco?". El psiquiatra me aseguró que en doce meses me curaría si lo visitaba tres veces por semana. "Te costará ochenta euros por consulta", me dijo. Me pareció caro, pero si me curaba, valdría la pena. Ver El poder de tu mente
Seis meses después, me encontré al médico en el cine. "¡Eh, usted! Dejó de venir a mi consulta después de la tercera vez. ¿Por qué no regresó?", me preguntó.
"Bueno, doctor", respondí, "ochenta euros por consulta, tres veces a la semana, por doce meses es mucho dinero. Encontré a un viejo amigo en el bar que me curó en una sola sesión, no me cobró y hasta me invitó a las copas. Estaba tan feliz con lo que ahorré que me compré un coche nuevo y, en agradecimiento, invité a mi amigo a un viaje a la playa con todo pagado".
"¡No me digas!", exclamó el psiquiatra, visiblemente molesto. "¿Y se puede saber cómo te curó tu amigo?".
"Me dijo que esa historia del diablo es un truco que las madres usan para que sus hijos se porten bien y que, además, algunas meten un gato debajo de la cama con comida para que no se escape. Los ojos que yo veía eran los del gato".
Al llegar a casa, le pregunté a mi madre si era cierto y ella, ya sin responsabilidad sobre mis actos, me confesó que sí, que todo lo que mi amigo me había dicho era verdad.
Por suerte, las madres de hoy tienen un método mucho más efectivo: quitarles el celular a sus hijos, lo que los aterroriza más que ver al mismísimo diablo.
Así que, olvídate de los psiquiatras. Quítale la computadora, el celular y el iPad. Prohíbele salir con sus amigos por un día y, para no escuchar sus quejas ni las súplicas de tu esposa para que seas menos enérgico, vete a tomar un café con un viejo amigo. Ver Lo que nunca te enseñaron
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