¡Impactante! Un autor explora por qué la estupidez triunfa sobre la inteligencia. ¿Es la base de la supervivencia y la cohesión social?
Pino Aprile es uno de esos personajes italianos inclasificables. Ha dirigido revistas populares, trabajado en televisión, compuesto canciones e investigado episodios históricos, pero su gran obsesión es una: la estupidez humana. En sus últimos ensayos, explora a fondo la pregunta de por qué existe la estupidez, y por qué parece multiplicarse en tiempos de aceleración social. Ver La estupidez nos salvará
¿Por qué la estupidez perdura?
Aprile no se limita a clasificar la estupidez, sino que busca comprender su función en la evolución humana. Argumenta que la estupidez no es un simple error, sino una estrategia útil para la supervivencia colectiva. La naturaleza, en su afán de preservar la vida, parece preferir una gran mayoría de individuos comunes y corrientes antes que unos pocos brillantes pero vulnerables. El pensamiento brillante surge como una chispa efímera que provoca cambios, pero necesita de mucha energía colectiva para sostenerse: es en los imitadores y conservadores donde reside el verdadero capital social. Ver Nunca discutas con un tonto
Inteligencia y cohesión social
La tesis principal es que la inteligencia, aunque admirable, tiende a dividir y generar conflicto. En cambio, la estupidez crea unidad y comunidad. El genio disrumpe, el estúpido replica y reproduce. Aprile ilustra esto con ejemplos cotidianos: la mayoría de las personas utiliza objetos avanzados sin entender su funcionamiento, pero pueden imitarlos y participar de sus beneficios. La cohesión social depende, paradójicamente, de valores y respuestas simples compartidas entre todos.
Jerarquías y burocracia
El autor analiza cómo las organizaciones que prosperan suelen hacerlo sistematizando y simplificando tareas hasta que cualquier persona puede hacerlas. La genialidad puede ser el punto de partida, pero la expansión requiere mediocridad organizada. Las estructuras jerárquicas multiplican la estupidez, justifican su propia existencia y, con el tiempo, pueden llevar al ocaso de la creatividad y el talento.
La estupidez y la política
Se explora cómo la historia y la política están llenas de líderes cuyo éxito no reside en la profundidad de su inteligencia, sino en la firmeza de sus acciones. Grupos sociales a menudo siguen a individuos decididos, sin importar si su rumbo es el más sensato. La seguridad, aunque infundada, resulta atractiva y capaz de generar seguidores.
El futuro de la inteligencia
Por último, Aprile plantea la inquietud de si estamos asistiendo a la extinción de la inteligencia como herramienta fundamental. En un mundo dominado por automatización y tecnología, la humanidad podría quedar relegada a un papel secundario. Si la inteligencia artificial pasa a ocupar el lugar central, es posible que la función humana sea simplemente la de acompañar y reproducir procesos ya establecidos, ejerciendo ese extraño rol de “batería de la genialidad ajena”.
La propuesta de Aprile es una invitación a no tomarse demasiado en serio el culto a la inteligencia. En la paradoja de sus argumentos, plantea que la estupidez, lejos de ser un problema, puede ser la base de nuestra supervivencia como especie y el fundamento oculto de nuestra convivencia. Ver muestra del libro Nuevo elogio del imbécil, de Pino Aprile
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