El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...
El cuerpo, según los expertos en comunicación no verbal, habla un lenguaje más sincero que los labios.
Psicólogos, sociólogos y antropólogos coinciden: es inútil ocultar nuestras intenciones. Con las miradas, posturas y gestos decimos más de nosotros mismos que con un discurso.
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Lenguaje corporal. Sobran las palabras |
Casi 70 millones de estadounidenses pensaban que aquel histórico debate televisado no podía ir peor para el vicepresidente Richard Nixon. Sin maquillar, torpe, con el rastro de una horrible barba de dos días, lento de reflejos... Frente a él, el joven senador Kennedy parecía sentirse seguro de sí mismo, ágil en sus respuestas, agresivo, cien por cien presidencial.
Los espectadores pudieron observar atónitos cómo en los planos de transición, Nixon sudaba copiosamente y se enjuagaba la frente. Sin duda, los asesores de Kennedy habían presionado para subir la calefacción en el plató y aprovecharse de la ansiedad transpiratoria de su rival. Los radioyentes, sin embargo, pensaban de forma muy distinta. Para ellos, el vicepresidente contestaba a las preguntas con más aplomo que el candidato demócrata y había hecho valer su mayor experiencia política. Lo que marcaba la diferencia de criterio era, por supuesto, el lenguaje corporal de ambos.
Desde que en 1872...
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