El cuerpo, según los expertos en comunicación no verbal, habla un lenguaje más sincero que los labios.
Psicólogos, sociólogos y antropólogos coinciden: es inútil ocultar nuestras intenciones. Con las miradas, posturas y gestos decimos más de nosotros mismos que con un discurso.
Lenguaje corporal. Sobran las palabras |
Casi 70 millones de estadounidenses pensaban que aquel histórico debate televisado no podía ir peor para el vicepresidente Richard Nixon. Sin maquillar, torpe, con el rastro de una horrible barba de dos días, lento de reflejos... Frente a él, el joven senador Kennedy parecía sentirse seguro de sí mismo, ágil en sus respuestas, agresivo, cien por cien presidencial.
Los espectadores pudieron observar atónitos cómo en los planos de transición, Nixon sudaba copiosamente y se enjuagaba la frente. Sin duda, los asesores de Kennedy habían presionado para subir la calefacción en el plató y aprovecharse de la ansiedad transpiratoria de su rival. Los radioyentes, sin embargo, pensaban de forma muy distinta. Para ellos, el vicepresidente contestaba a las preguntas con más aplomo que el candidato demócrata y había hecho valer su mayor experiencia política. Lo que marcaba la diferencia de criterio era, por supuesto, el lenguaje corporal de ambos.
Desde que en 1872...
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