El artesano Gongshu estaba cincelando un fénix.
Ave Fénix |
Apenas había esbozado el penacho y las patas, y no esculpía aún el plumaje, cuando alguien dijo mirando la obra: «Parece un búho». Y otro: «Más bien recuerda a un pelícano».
Todos rieron y estuvieron de acuerdo al encontrar horrible la escultura, y sin talento al autor.
Cuando estuvo terminado, el fénix lucía un soberbio penacho de color esmeralda, que se erguía vaporoso por encima de su cabeza. Sus patas bermellón tenían reflejos deslumbrantes, sus plumas tornasoladas parecían estar hechas del brocado que tejen las nubes cuando se pone el sol, y su pecho era del color del fuego. Al oprimir con el dedo un resorte oculto el pájaro mecánico alzó el vuelo con un batir de alas. Y durante tres días se le vio subir y bajar por entre las nubes.
Todos aquellos que habían criticado a Gongshu no cesaban de elogiar su obra maravillosa y su talento prodigioso.
Liu Zi
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A veces ocurre lo contrario: alabar la chatarra como si fuera el no va más. Y como en "El traje nuevo del emperador", nadie se atreve a decir que eso es un camelo por no quedar en evidencia.
ResponderEliminarUn saludo.
Nadie ha hecho una estatua a un crítico. A los artistas, si. Así que a la crítica hay que hacerle un poco de caso, pero sin tomarla en serio.
EliminarSaludos
Hola Carolus
ResponderEliminarPor eso es mejor esperar el resultado para poder tener una opinión...
Yo tampoco veo arte en la chatarra..Tampoco soy critico de arte.
Saludos
Lo que hay es mucho charlatán, pero que son excelentes vendedores... de humo.
EliminarSaludos