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Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

El verdadero poder de ser inteligente: más allá del coeficiente intelectual

Explora qué es ser inteligente hoy: lógica, emoción, estrategia y más. Inteligencia es éxito, empatía y adaptación al entorno. ¡Descúbrelo ahora!

Resolver problemas teóricos ya no es suficiente. ¿Qué es ser inteligente? Los factores emocionales y sociales son fundamentales, pero aunque practiquemos, nunca podremos ser Einstein. 

¿Qué diferenciaba a Forrest Gump del resto de los mortales? Hasta su mamá sabía la respuesta: solamente un par de puntitos, los necesarios para entrar en la mágica franja 90-110, el coeficiente intelectual que señala una inteligencia "normal". Eso era en la década de los 50. Ver ¿Qué es el coeficiente intelectual?

¿Qué es ser inteligente?
¿Qué es ser inteligente?

¿Qué es ser inteligente? 

Para muchos, pensar de manera "fría" ya no es suficiente. No se trata de un término solamente ligado a la capacidad de resolver problemas teóricos y al manejo de una sólida base de datos. Incluso el best seller del ramo se llama "La inteligencia emocional"; su autor, Daniel Goleman, vendió más de un millón de ejemplares asegurando que razón y corazón finalmente pueden ir de la mano. Ver El poder de tu mente

Según Robert Sternberg, profesor de Psicología y Educación de la Universidad de Yale y editor de la Enciclopedia de la Inteligencia, existen tres facetas de lo que normalmente llamaríamos inteligencia: la analítica, la creativa y la práctica, y las tres funcionan juntas.

"Inteligencia es la habilidad para tener éxito en la vida, de la manera que uno lo defina dado su contexto cultural. Las personas inteligentes son las que se dan cuenta de sus virtudes y debilidades, y saben explotar al máximo las primeras mientras manejan las segundas", aseguró el especialista en diálogo con La Nación.

Para el físico y filósofo Mario Bunge, la inteligencia se divide en dos grandes ramas: una conceptual y otra social, "donde importan la comunicación, la interacción con los demás y formar alianzas", afirmó en una conversación telefónica desde Canadá. 

¿Qué es ser inteligente?

Deficiencia emocional 

En los laboratorios Bell de los Estados Unidos, por ejemplo, se realizó un estudio para descubrir por qué algunos científicos tenían un mal desempeño en los trabajos a pesar de una comprobada habilidad intelectual. Ver Lo que nunca te enseñaron

La investigación sacó a la luz que los empleados que no eran apreciados por tener capacidades emocionales y sociales deficientes eran dejados de lado por sus colegas, de la misma manera que el "traga" o el "mandaparte" quedan al margen de los juegos en el recreo. Al permanecer aislados, se perdían un importante punto de encuentro para el intercambio de información profesional y un lugar donde buscar consejos al quedar atascados en algún proyecto.

"Los elementos de la inteligencia emocional -el autoconocimiento, la autodisciplina, la motivación, la empatía y la capacidad de trabajar en equipo- pueden parecer poco profesionales", reconoció Goleman.

Pero la inteligencia emocional no significa controlar el enojo o llevarse bien con todo el mundo. Es "tener la habilidad para conocerse a sí mismo y entender el bagaje emocional ajeno lo suficientemente bien como para influir en la dirección de la empresa", afirmó el especialista. A pesar de los miles de adeptos que cosechó en todo el mundo, este nuevo concepto no convence a todos.

"El concepto de inteligencia emocional es popular y útil... digamos que emocionalmente. La evidencia científica que lo sostiene todavía es débil", destacó Sternberg.

Claro que sea cual fuere la definición más apropiada de "inteligencia", lo cierto es que hay ciertos personajes de la historia que serían paradigmas de cualquiera de ellas.

"Aristóteles, por haber construido el primer sistema filosófico; Descartes, por su enorme curiosidad y la forma en que pudo relacionar disciplinas tan disímiles como la matemática, la física, la anatomía y la teología. Y Einstein, porque a los 25 años escribió tres artículos, cada uno de los cuales merecía un premio Nobel", aseguró Bunge. 

¿Qué es ser inteligente?

Como Einstein y Aristóteles

Pero este tipo de inteligente, ¿se nace o se hace? Si nos entrenamos, ¿podemos ser como ellos? "Por el momento, no", desalientan Graciela de Ipola y Cristina Rodríguez Varela, las creadoras del Sistema Operativo Inteligente (SOI) del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).

"Con los conocimientos científicos actuales, nadie -por más que se entrene- podrá sobresalir como Einstein o Picasso si no está en su naturaleza genética hacerlo. Sin embargo, cada uno de nosotros tiene un potencial neuronal de expansión inteligente que seguramente no utilizamos ni explotamos al máximo, y que podemos desarrollar mediante entrenamiento adecuado."

Claro que no sirve aprender a jugar ajedrez para entrenarse en planificación: "Es preciso hacerlo dentro del área de desempeño, porque al cerebro le cuesta transferir espontáneamente lo aprendido de un área a otra", afirman las especialistas locales. Con esto, aparentemente el cerebro izquierdo y el derecho tendrían poco que ver: "Se ha exagerado mucho y se ha hecho mucha literatura barata al respecto", subrayó Bunge.

Más duro aún, Sternberg afirmó que "las únicas personas que siguen promoviendo esta idea son aquellos que saben poco o nada sobre el cerebro, y los que quieren enriquecerse a costa de una idea que fue invalidada científicamente hace años".

Números y cráneos

También se encuentra en baja la fe ciega en el coeficiente intelectual que marcó el siglo XX. Inventada por Alfred Binet en 1905, la supuesta objetivación de la inteligencia en un número fue utilizada para discriminar a "grupos indeseables" en políticas de inmigración y esterilización.

"El problema de fondo está en la tendencia del hombre a cosificar todo. Nombramos con el término inteligencia a ese enormemente complejo y multifacético conjunto de capacidades humanas, y pretendemos que un número pueda resumirlo y así establecer jerarquías", confirmó a La Nación el científico de Harvard y autor del famoso estudio sobre la medición de la inteligencia "The mismeasure of man", Stephen Jay Gould.

Claro que no estamos en presencia de un fenómeno nuevo. En el siglo XIX hizo furor en los círculos científicos y ante la opinión pública otro intento por clasificar la inteligencia: la craneometría, o el estudio del tamaño de los cerebros. Su figura más sobresaliente fue el fundador de la Sociedad Antropológica de París, Paul Broca. Para su escuela, cuanto más grande el cerebro, más inteligente la persona, lo cual inmediatamente sirvió para explicar la inferioridad mental de las mujeres.

Claro que enseguida se encontraron con problemas. El cerebro de Walt Whitman, por ejemplo, pesaba la mísera cantidad de 1,282 gramo. Peor aún, se descubrió la gran cantidad de asesinos con una enorme masa de materia gris. Pero simplemente concluyeron que para un crimen perfecto también hace falta pensar mucho.

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