Las leyes de Darwin que nos han ocultado y que podrían cambiar la Historia
Al final de su vida, Darwin se dio cuenta de que su teoría no encajaba. Su visión del triunfo del más apto se encontró con matices que no tenían sentido
Pasados los sesenta años, Charles Darwin se dio cuenta de que había aspectos que no encajaban en su teoría. Su visión de la vida como el triunfo del más apto en un contexto de lucha continua por la supervivencia se encontró con elementos que parecían no tener sentido, como eran esas conductas, caso del altruismo, incompatibles con el egoísmo competitivo.
Sus investigaciones giraron entonces hacia esa vertiente inexplorada, descubriendo, como asegura la escritora Sabina Berman, que "su ley no era universal, que la mayor parte del tiempo las formas vivas lo pasan cooperando, ya sea en el amor sexual, en actos de justicia, en la búsqueda del bien común, o almacenando para el grupo. Darwin fue consciente de que la estrategia más importante para sobrevivir es la cooperación y por eso las especies gregarias y sociales son las que dominan el planeta".
Darwin y sus leyes positivas que no te contaron |
Berman, una de las dramaturgas mexicanas más prestigiosas, incide en esa lectura ignorada de la obra del biólogo en su novela El dios de Darwin (ed. Destino) donde articula a través de una narración de intriga algunas de las cuestiones sociales más importantes de nuestro tiempo.
La ley del más apto que describió Darwin ha sido, según Berman, “el ADN de las ideologías del siglo XX: el nazismo era su traducción teórica más fuerte, el comunismo siguió ese mismo camino, haciendo de la lucha entre clases y del triunfo de la más fuerte el centro de la Historia y el capitalismo no es más que el permiso para que el más apto tenga mucho más que los demás. El problema de esos modelos es que terminan haciendo imposibles los lazos que atan la vida en común. Si las sociedades siguen existiendo es precisamente porque su funcionamiento real va en sentido contrario a esta creencia. “En nuestro día a día, lo que hacemos casi todos es cooperar, y si eso es lo que mantiene a la sociedad en este nivel. Si no fuera por eso…”.
Algo especialmente patente en esta época de crisis, en la que las desigualdades se han multiplicado y donde los mecanismos de cooperación son los únicos guardianes de la paz social. “México es un país en guerra civil, al menos en una tercera parte. Y lo que salva a los otros dos tercios son las familias y los servicios sociales, que siempre parecen estar en discusión”. Sin embargo, y a pesar de su evidente utilidad, la cooperación carece del prestigio del que goza la ley del más apto. Probablemente, señala Berman, porque no hemos sido capaces de nombrarla adecuadamente y de construir con ella un relato sólido.
Más al contrario, aunque la realidad sea esencialmente cooperativa, los discursos más visibles son los que privilegian las viejas tesis competitivas darwinianas, y no sólo en lo económico, donde “los que se rigen por la ley del más apto se están cobrando una cantidad mucho más grande que los demás”, sino especialmente en lo religioso, donde están regresando formas fuertes. Según señala Berman, “la iglesia católica se ha vuelto pacífica en la medida en que ya no tiene dientes con los que morder. Los católicos y los judíos han perdido sus ejércitos, pero el Islam no, que los tiene cada vez más grandes y por eso puede dictar la guerra contras los infieles”.
Para Berman, el Occidente de finales del XIX y de todo el siglo XX pensaba que la religión judeocristiana quizá no fuera cierta, pero aun así resultaba útil. Necesitábamos que alguna instancia nos proveyera de una ciencia del bien y del mal, porque no podíamos caer en la mera ley del más apto a que nos abocaba la interpretación darwiniana. Más allá de las creencias privadas, la religión era socialmente precisa para articular la vida en común. Pero eso fue, señala Berman, porque interpretamos mal (o interesadamente) lo que el científico nos contó.
“En El origen del hombre, que es una obra breve, se menciona en dos ocasiones la ley del más apto pero la palabra 'amor' es citada casi cien veces y términos como felicidad, contento y simpatía aparecen en muchas ocasiones en su primer capítulo”. Darwin, además, fue censurado por la familia en su autobiografía en más de sesenta ocasiones. “Pero a finales del siglo XX se reeditó el texto sin cortes, y en él se demuestra cómo Darwin volvió a creer al final de su vida en una fuerza universal del todo incompatible con Jehová. Había una nueva forma de religión, esto es, de religarnos con otros seres humanos y otras especies”. Esas normas, que cambiarían el sentido de la Historia si reparásemos en ellas en lugar de fijarnos en la ley del más fuerte, son las siguientes, tal y como son reproducidas en El dios de Darwin:
LAS LEYES POSITIVAS DE DARWIN
I. El mundo está en flujo.
II. El cambio es el estado natural del mundo y nunca concluirá.
III. El cambio no salta etapas, sino que avanza en cortísimos y lentos pasos.
IV. Las formas vivas y las formas inertes de continuo y de forma gradual se modifican entre sí.
V. Cada forma viva guarda, físicamente, evidencias de haber sido otra y augurios de otra que podría ser en el futuro.
VI. Dado que las formas vivas se reproducen en cantidades muy superiores al aumento de los alimentos, se establece una feroz lucha por los alimentos y el territorio.
VII. Las formas que han acumulado variaciones que les dan una ventaja sobre sus competidores sobreviven, mientras las otras perecen. Esto puede llamarse Ley del Más Apto.
VIII. Cuanta más variedad de anomalías, es decir, de formas minoritarias, contenga una especie o grupo, más oportunidades hay para su supervivencia.
IX. Cuando hay escasez hay competencia.
X. Cuando hay abundancia se suspende la competencia.
XI. A través de miles de millones de años, la Naturaleza ha logrado estrategias para evitar la escasez y producir abundancia, y así suspender la Ley del Más Apto.
XII. Las especies sociales son la respuesta de la Naturaleza para suspender la lucha atroz por la existencia, porque las especies sociales han desarrollado toda una variedad de conductas para que la escasez no se presente.
XIII. Está claro que el bienestar de un grupo depende de la cantidad de lazos amistosos que contiene.
XIV. Una tribu contenta en sus necesidades urgentes y feliz por la abundancia de lazos de simpatía que alberga, prospera mejor que otra.
XV. Todas las conductas morales se dirigen a suspender la competencia, pero también a dos objetivos secundarios. Aumentar la salud del grupo y su felicidad.
XVI. Lo malo es lo que causa malestar general al grupo.
XVII. Lo bueno es lo que causa bienestar general al grupo.
XVIII- Así como la Tierra continuará rodando, así como las formas naturales continuarán variando, así el relato igual seguirá ajustándose y explayándose y de cualquier forma, nunca será perfecto y nunca abarcará la vida entera.
Interesante visión, que comparto Carlos. Aunque de todas formas, siempre seguimos siendo los mas aptos. tenemos un problema ahora con la superpoblación que se solucionará, puesto que justamente nos autoregulamos (y no en sentido de guerra). Hoy no existen profesiones que en un futuro serán cotidianas y otras cambiaran como visión como la mía. El cambio es a veces imperceptible, pero firme y seguro hacía donde va, auqneu tendamos a pensar en lo contrario.
ResponderEliminarSaludos
Esperemos que la población se autoregule, pues de la actual superpoblación surgen todos los males que azotan al mundo (discutible cambio climático, contaminación, falta de agua, agotamiento de recursos, etc.) y que lo harán con mas fuerza en el futuro. Y que se logre solucionar el siguiente problema: envejecimiento de la población + qué hacemos con un paro de casi 100% ocasionado por los robots. Pero eso será otra historia... aunque Darwin tal vez nos diera su versión.
EliminarSaludos
Darwin fue un revolucionario. Y como todos los grandes hombres, su pensamiento fue utilizado muchas veces torticeramente, con fines ideológicos. El Darwinismo Social, por ejemplo, es una aberración basada en algunos de postulados, pero trasladando lo biológico al plan social, justificando la existencia de razas superiores y la explotación de los considerados inferiores, lo que vino muy bien para la expoliación de África y Asía a finales del siglo XIX. Este pensamiento no es solo privativo de las grandes potencias coloniales. Aquí por ejemplo, en España, tuvimos muchos seguidores. Uno de ellos -¡oh, sorpresa! Esto no les gusta a algunos que se les recuerde- es el pensamiento de Prat de la Riba, uno de los padres del nacionalismo catalán:"La tierra catalana es la patria catalana; todas las generaciones la han constituido. De modo que cada nación ha de tener un Estado, pero Cataluña tiene además una misión imperialista cuyo marco son los pueblos ibéricos desde Lisboa hasta el Ródano". Ahí queda eso. Las palabras escritas no se las lleva el viento.
ResponderEliminarUn saludo.
De cualquier doctrina se puede acabar degenerando en cualquier aberración. por ejemplo, lo que presuntamente dijo un tal Jesús en Judea, no veas las interpretaciones tan curiosas y dañinas que la Humanidad ha hecho de esos pensamientos. Mahoma es otro ejemplo.
EliminarLa lista de filósofos con interpretaciones interesadas es inmensa.
Un saludo.
PD. No conocía al tal Prat de la Riba, un adelantado a su tiempo. A Hitler le hubiera caído simpático. A mi, no.