La política del futuro o el futuro de la política. La inteligencia artificial, para variar, tal vez tenga mucho que ver en un futuro no muy lejano en cómo se desarrolla la política
Hay que admitirlo, en gran parte del mundo, la política está enloquecida. Y lo que es peor, no logra solucionar los problemas de los ciudadanos, por lo que éstos tienden a votar a partidos políticos cada vez más excéntricos.
En este ambiente, en todo el mundo surgen partidos políticos de lo más variopinto, y personajes que en situaciones “normales” no alcanzarían el poder, ahora ganan elecciones.
La política del futuro y la inteligencia artificial |
A mediados de la década de 2020, un equipo de expertos en inteligencia artificial, política, marketing, redes y big data tuvieron una brillante idea.
Se les ocurrió crear un candidato virtual. Dicho candidato iba ser una inteligencia artificial alimentada por los datos de internet, redes sociales y millones de perfiles de personas comprados a varias empresas. Como en esas fechas la inteligencia artificial ya era capaz de mostrar en video a un personaje virtual indistinguible de uno real, crearon uno que fuera atractivo al máximo posible de personas.
En cuanto a su programa electoral, esta inteligencia artificial estudió los de sus rivales, analizó qué querían y necesitaban sus votantes y redactó unas propuestas muy convincentes, algunas de ellas muy sorprendentes. La campaña electoral fue todo un éxito y ganó las elecciones por aplastante mayoría.
Una cosa es que en el futuro, en la política, una inteligencia artificial gane elecciones, y otra cosa es gobernar.
El caso es que esta inteligencia artificial se constituyó en presidente del gobierno y otras inteligencias artificiales subordinadas ejercieron de ministros. Había gran expectación, era la primera vez que ocurría algo así: un país gobernado por inteligencia artificial. Si la inteligencia humana gobernaba de forma mediocre en el mejor de los casos, ¿por qué no dar una oportunidad a la política del futuro de la inteligencia artificial?
A las pocas semanas, ya se empezaron a notar sorprendentes resultados: optimización de las estructuras de los ministerios, simplificación de la enmarañada legalidad existente, caída brusca de la corrupción, mayor transparencia, optimización de la administración de recursos… Muy pronto, los ciudadanos empezaron a notar sensibles mejorías en sus vidas.
En cuanto a relaciones internacionales, la gestión diplomática fue muy original y sorprendente, aliviando tensiones en donde las había y usando una política en la que todos ganaban y nadie perdía. Consecuencia de ello fue que todo el mundo quería ser aliado de este país. De hecho era más solicitado que la obsoleta e ineficaz ONU para mediar y resolver conflictos. Evidentemente, en las siguientes elecciones, este partido ganó de una forma tan aplastante como nunca se había visto.
El primer éxito de la política del futuro y la inteligencia artificial
Visto el éxito de esta forma de gobierno, en casi todos los países democráticos surgieron partidos políticos similares que también ganaron las elecciones y realizaron una gestión tan excelente como la inteligencia artificial pionera. Las relaciones entre estos gobiernos de inteligencias artificiales fueron más que excelentes, y en un asombrosamente corto espacio de tiempo, todos estos países, antaño rivales o amigos o competidores, que de todo había, formaron una estrecha alianza que terminó en un supraestado multinacional. Las corporaciones multinacionales perdieron muchísimo poder y disminuyeron sensiblemente las desigualdades entre personas. La tensión social casi desapareció.
Los países autoritarios o dictatoriales, viendo que no podían competir ni tenían futuro contra esta nueva forma de política, no tuvieron más remedio que usar la inteligencia artificial en su administración y gestión. En muy poco tiempo, debido a estas inteligencias artificiales, cayeron los líderes de estos países y pasaron a ser gestionados también por inteligencia artificial. A finales de la década de los años 30, toda la política del mundo estaba gestionada por inteligencia artificial. El sistema no era ni democracia, ni autoritarismo, ni izquierda, ni derecha, ni nada que antes hubiera visto la Humanidad.
¿Volver al pasado?
A nadie en su sano juicio se le ocurría volver a la política del pasado, la política del futuro, ahora ya del presente había acabado con las guerras, con el hambre, con las injusticias, con casi todas las enfermedades, con los problemas ecológicos y con todos los males que la política anterior no supo gestionar. Una gran inteligencia artificial gobernaba el planeta de forma excelente y la Humanidad empezaba a salir de una oscura era de violencia y cainismo; ahora todo era esperanzador.
Sólo unos cuantos locos aun protestaban porque creían que los seres humanos habíamos perdido la libertad. Pero vistos los beneficios, ¿la libertad es algo tan importante?
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Visto el grado de "inteligencia" de muchos líderes políticos del mundo, mejor casi que nos gobiernen artificialmente. Los robots y las computadoras tienen menos necesidades materiales y no necesitan robar ni corromperse. Lo que habría que cuidar es qué equipo de personas les suministran los datos que se han de procesar para ofrecer medidas de gobierno, porque ahí puede estar la trampa.
ResponderEliminarUn saludo, Carlos.
Ese es el problema que no menciono en el artículo: quién controla al controlador. Por lo demás, veo claro e inevitable que el futuro sea así, el mundo empieza a ser demasiado complejo para ser gobernado por inteligencias humanas.
EliminarUn saludo, Cayetano
Leyendo tu entrada, me vino a la mente cierto presidente bananero ...No sé si será mejor inteligencia artificial, pero posiblemente los robots lo harán mejor que los políticos actuales...Pero ya sabes, los políticos dirán que no tienen "sentimientos" (ellos tampoco...)
ResponderEliminarSaludos
En el caso del fulano que todos pensamos, a día de hoy cualquier inteligencia artificial actual es mucho mejor, creo que es evidente. Respecto a lo que comentas sobre la IA, me parece muy curioso porque acaba siendo un espejo en el que la humanidad nos comparamos y nos miramos desde otro lado (por ejemplo, lo que citas sobre los sentimientos).
EliminarSaludos, Manuel