La impotencia, también conocida como disfunción eréctil, es un problema común que afecta a muchos hombres en todo el mundo.
Aunque puede ser una experiencia frustrante y vergonzosa, es importante saber que existen tratamientos efectivos disponibles.
La impotencia o disfunción eréctil es la incapacidad para lograr o mantener una erección durante una relación sexual y puede tener diversas causas, tanto físicas como psicológicas. Algunas de estas causas son la diabetes, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, el tabaquismo, el alcoholismo, el estrés o la depresión.Cómo vencer la impotencia: Consejos y tratamientos efectivos
En este artículo, te presentamos algunos consejos y tratamientos para ayudarte a vencer la impotencia y recuperar tu confianza sexual.
Comunícate con tu pareja
La comunicación con tu pareja sobre la impotencia es un aspecto clave para afrontar el problema y mejorar la calidad de vida sexual.
Hablar sobre la impotencia con tu pareja puede ayudarte a reducir la ansiedad y el estrés que genera esta situación, así como a fortalecer el vínculo afectivo y la confianza mutua. Además, al compartir tus sentimientos y preocupaciones, podrás recibir el apoyo y la comprensión que necesitas para buscar una solución adecuada.
Algunos consejos para hablar sobre la impotencia con tu pareja son los siguientes:
- Escoge un momento y un lugar adecuados, donde puedas expresarte con tranquilidad y sin interrupciones.
- Sé honesto y sincero sobre lo que te ocurre y cómo te sientes. No ocultes ni minimices el problema, ni tampoco te culpes o te avergüences de él.
- Evita las críticas o los reproches hacia tu pareja, ya que pueden generar más tensión y malestar. En su lugar, reconoce su apoyo y su paciencia, y valora sus cualidades y sus gestos de cariño.
- Busca el diálogo y la escucha activa. Intenta comprender el punto de vista de tu pareja y sus emociones, y respeta sus opiniones y sus necesidades. También puedes preguntarle qué le gustaría hacer para mejorar la situación o cómo puedes satisfacerla de otras formas.
- Involucra a tu pareja en el proceso de tratamiento. Consúltale si quieres acudir a un médico o a un terapeuta sexual, e invítala a acompañarte si lo deseas. Infórmale sobre las opciones de tratamiento que existen y los posibles efectos secundarios. También puedes pedirle su opinión o su preferencia sobre los distintos tratamientos.
- Mantén una actitud positiva y optimista. Recuerda que la impotencia tiene solución en la mayoría de los casos y que existen diversos tratamientos eficaces para tratarla. No te desanimes ni te rindas ante las dificultades, sino que busca alternativas y soluciones creativas. También puedes aprovechar para explorar otras formas de intimidad y placer con tu pareja, más allá de la penetración.
Adopta un estilo de vida saludable
La salud sexual es un aspecto fundamental de la vida humana, que influye en el bienestar físico, mental y emocional. Para disfrutar de una sexualidad plena y satisfactoria, es importante adoptar un estilo de vida saludable que contribuya a prevenir y mejorar los problemas de impotencia y disfunción eréctil. Algunos consejos para lograrlo son:
- Hacer ejercicio con regularidad. El ejercicio físico mejora la circulación sanguínea, el tono muscular, la autoestima y el estado de ánimo. Además, ayuda a controlar el peso, la presión arterial y el colesterol, factores que pueden afectar negativamente a la función sexual .
- Dejar el tabaco. El tabaco es uno de los principales enemigos de la salud sexual, ya que daña las arterias y reduce el flujo de sangre al pene. Fumar también puede disminuir los niveles de testosterona, la hormona masculina responsable del deseo y la potencia sexual.
- Tener una dieta equilibrada. Una alimentación sana y variada aporta los nutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo y el equilibrio hormonal. Se recomienda consumir frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescado azul y aceite de oliva. Se deben evitar las grasas saturadas, los azúcares refinados, el alcohol y la cafeína.
- Reducir el estrés. El estrés es otro factor que puede alterar la respuesta sexual, ya que dificulta la relajación, la concentración y la comunicación con la pareja. Para combatir el estrés, se pueden practicar técnicas de respiración, relajación muscular y mindfulness. También se puede buscar apoyo profesional si se necesita.
- Mejorar la información sexual. Muchas veces, los problemas de impotencia y disfunción eréctil tienen un origen psicológico o emocional, relacionado con falsas creencias, expectativas irreales o falta de confianza. Por eso, es importante informarse adecuadamente sobre la sexualidad humana y sus variantes, así como consultar al médico ante cualquier duda o dificultad.
Considera el uso de medicamentos recetados
Existen diferentes medicamentos recetados disponibles para tratar esta condición, como Viagra, Cialis y Levitra. Estos medicamentos pertenecen a una clase llamada inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5), que actúan relajando los vasos sanguíneos del pene y aumentando el flujo de sangre hacia él. De esta manera, facilitan la erección en respuesta a la estimulación sexual.
Los medicamentos para la impotencia se deben tomar por vía oral, generalmente entre 30 minutos y una hora antes de la actividad sexual. Su efecto puede durar desde cuatro horas (Viagra y Levitra) hasta 36 horas (Cialis). No se recomienda tomar más de una dosis al día ni combinarlos con otros tratamientos para la disfunción eréctil, como inyecciones o dispositivos de vacío.
Los medicamentos para la impotencia pueden tener efectos secundarios, como dolor de cabeza, rubor facial, indigestión, congestión nasal, alteraciones visuales y mareos. Estos efectos suelen ser leves y transitorios, pero pueden ser más graves en algunas personas. Por eso, es importante consultar con el médico antes de usar estos medicamentos, especialmente si se tiene alguna enfermedad cardíaca, hepática, renal o ocular, o si se está tomando otros medicamentos que puedan interactuar con ellos, como nitratos, alfabloqueantes o anticoagulantes.
Terapia psicológica
La impotencia puede afectar la autoestima, la confianza y la calidad de vida de los hombres que la padecen. Aunque existen diversas causas físicas y médicas de la impotencia, en muchos casos se debe a factores emocionales o psicológicos, como el estrés, la ansiedad, la depresión, el miedo al fracaso, los conflictos de pareja o los traumas sexuales.
La terapia psicológica puede ser una opción efectiva para tratar la impotencia de origen emocional o psicológico, ya que ayuda a identificar y modificar los pensamientos, creencias y emociones negativas que interfieren con el funcionamiento sexual. Además, la terapia psicológica puede mejorar la comunicación, la intimidad y el vínculo afectivo con la pareja, lo que favorece una mayor satisfacción sexual.
Existen diferentes tipos de terapia psicológica que pueden ser útiles para tratar la impotencia, dependiendo de las necesidades y preferencias de cada persona. Algunos de los más comunes son:
- La terapia cognitivo-conductual (TCC) se basa en el principio de que los pensamientos influyen en las emociones y las conductas. La TCC ayuda a identificar y cuestionar los pensamientos irracionales o distorsionados que generan ansiedad o inseguridad ante el acto sexual, como por ejemplo: "No voy a poder", "No soy lo suficientemente bueno", "Voy a decepcionar a mi pareja", etc. Estos pensamientos se sustituyen por otros más realistas y positivos que aumentan la confianza y el autocontrol. La TCC también enseña técnicas de relajación y respiración para reducir el estrés y el nerviosismo, así como ejercicios para mejorar el conocimiento y la estimulación del propio cuerpo y el de la pareja.
- La terapia de pareja se enfoca en resolver los problemas o dificultades que puedan existir en la relación, como la falta de comunicación, la pérdida de interés, los celos, las infidelidades, las expectativas no cumplidas, etc. La terapia de pareja ayuda a mejorar el diálogo, la comprensión, el apoyo y la cooperación entre los miembros de la pareja, lo que permite crear un clima de confianza y seguridad para expresar los deseos y necesidades sexuales. La terapia de pareja también puede incluir ejercicios para aumentar la intimidad y el placer sexual, como por ejemplo: masajes eróticos, juegos sexuales, fantasías sexuales, etc.
- La terapia sexual se centra específicamente en el tratamiento de los problemas o disfunciones sexuales, como la impotencia. La terapia sexual combina elementos de la TCC y la terapia de pareja, pero también incorpora técnicas conductuales para modificar las respuestas fisiológicas y psicológicas ante el estímulo sexual. Algunas de estas técnicas son: el entrenamiento en focalización sensorial, que consiste en centrar la atención en las sensaciones corporales durante el contacto sexual sin preocuparse por el rendimiento o el resultado; el entrenamiento en autoestima erótica, que consiste en reforzar las cualidades y habilidades sexuales propias; el entrenamiento en erección voluntaria, que consiste en aprender a controlar voluntariamente la erección mediante estímulos visuales, auditivos o táctiles; o el entrenamiento en coito interrumpido, que consiste en interrumpir voluntariamente el coito cuando se siente que se va a perder la erección y reanudarlo cuando se recupera.
La terapia psicológica puede ser una alternativa eficaz para tratar la impotencia causada por factores emocionales o psicológicos. Sin embargo, es importante consultar con un profesional cualificado que pueda evaluar cada caso y ofrecer un tratamiento personalizado y adecuado. Asimismo, es recomendable combinar la terapia psicológica con otras medidas de salud física y mental, como llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente, evitar el consumo de alcohol, tabaco u otras drogas, dormir bien y practicar actividades placenteras y relajantes.
Terapia con ondas de choque
La terapia con ondas de choque es un tratamiento relativamente nuevo que ha demostrado ser efectivo para mejorar la función eréctil en algunos casos. Consiste en aplicar ondas sonoras de baja intensidad al tejido del pene, con el objetivo de estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos y aumentar el flujo de sangre al órgano sexual. De esta manera, se facilita la obtención y el mantenimiento de una erección satisfactoria.
La terapia con ondas de choque se basa en el principio de que las ondas sonoras pueden provocar una respuesta del organismo similar a la de una lesión, activando los mecanismos de reparación y regeneración celular. Así, las ondas de choque inducen la liberación de una proteína llamada factor de crecimiento endotelial vascular, que favorece la angiogénesis o creación de nuevos vasos sanguíneos. Además, las ondas de choque pueden incrementar la producción de óxido nítrico, una molécula que relaja los vasos sanguíneos y mejora la circulación.
La terapia con ondas de choque está indicada principalmente para los pacientes con disfunción eréctil de origen vascular, es decir, aquellos que tienen dañadas las arterias del pene debido a factores de riesgo como el tabaco, la hipertensión, el colesterol, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo o el estrés. También puede beneficiar a los pacientes que no responden a los fármacos orales o intracavernosos, o que quieren evitar los efectos secundarios o las molestias de estos tratamientos.
El tratamiento con ondas de choque se realiza en sesiones ambulatorias, sin anestesia ni cirugía, y con una duración aproximada de 15 a 20 minutos por sesión. El número de sesiones varía según el caso, pero suele oscilar entre cuatro y seis, con una frecuencia semanal. El procedimiento consiste en aplicar un dispositivo que emite las ondas de choque sobre diferentes puntos del pene, previamente lubricado con gel. El paciente puede sentir una leve molestia o cosquilleo durante la aplicación, pero no dolor.
Los resultados de la terapia con ondas de choque pueden empezar a notarse después de la primera o segunda sesión, aunque se recomienda completar el ciclo completo para obtener el máximo beneficio. Los estudios científicos han demostrado que la terapia con ondas de choque puede mejorar la puntuación de la dureza de la erección y la velocidad del flujo sanguíneo al pene en más del 80% de los casos. Además, los efectos pueden mantenerse hasta dos años después del tratamiento, aunque esto depende también del control de los factores de riesgo y del estilo de vida del paciente.
La terapia con ondas de choque es un tratamiento seguro y bien tolerado, que no tiene efectos secundarios graves ni contraindicaciones importantes. No obstante, no está exento de riesgos potenciales, como hematomas, inflamación, infección o daño tisular. Por eso, es importante que el paciente consulte con su médico antes de someterse a este tratamiento y que siga sus indicaciones durante y después del mismo. Asimismo, es conveniente que el paciente realice un seguimiento periódico para evaluar la evolución y la eficacia del tratamiento.
Conclusión
La impotencia puede ser un problema embarazoso y frustrante, pero es importante recordar que existen tratamientos efectivos disponibles. Al hablar con tu pareja, adoptar un estilo de vida saludable, considerar el uso de medicamentos recetados, buscar terapia psicológica y considerar la terapia con ondas de choque, puedes vencer la impotencia y recuperar tu confianza sexual. Recuerda que es importante hablar con tu médico sobre tus opciones de tratamiento y encontrar el enfoque que funcione mejor para ti.
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