La práctica de mantener concubinas, esclavas sexuales y harenes floreció bajo los califas y sultanes de imperios islámicos como los otomanos y los mogoles
Esto era debido a varios factores:
En primer lugar, un sultán o califa
no podía tomar como concubina a una mujer turca o árabe musulmana, ya que la
esclavitud de mujeres musulmanas estaba prohibida. Por lo tanto, se importaban
esclavas de los Balcanes y eunucos de Etiopía. Los guardias de élite del
sultán, conocidos como jenízaros, eran en su mayoría niños cristianos
capturados, convertidos al Islam y entrenados como soldados al servicio del
sultán.
Ver El estratega Sun Tzu y las concubinas del rey
A diferencia del judaísmo, donde se pone énfasis en la línea materna, en los imperios islámicos la importancia radicaba en el linaje paterno. Esto permitía al sultán tener hijos con sus concubinas sin que estas fueran reconocidas como herederas, manteniendo así a los parientes maternos fuera de la jerarquía de poder.
El harén, que literalmente
significa "prohibido", era un complejo segregado habitado en su
mayoría por esclavas extranjeras capturadas. Solo el sultán tenía acceso al
harén, que albergaba a sus esposas, concubinas, parientes femeninas y eunucos.
Las concubinas llegaban al harén
como regalos de otros líderes, compradas en mercados de esclavos, secuestradas
o vendidas por sus propias familias. Una vez en el harén, eran entrenadas en la
cultura islámica, así como en danza, poesía, música y el arte del erotismo, con
el objetivo de servir como posibles compañeras del sultán.
No todas las concubinas llegaban a
conocer al sultán; muchas se convertían en sirvientas encargadas de las tareas
diarias. El mayor honor para una concubina era ser presentada al sultán como
"gedikli" o doncella de compañía.
El harén era un entorno altamente
competitivo, donde las mujeres luchaban por darle un hijo al sultán, lo que les
aseguraría su supervivencia y estatus. La figura más poderosa dentro del harén,
después del sultán, era la sultán Valide, la madre del sultán.
Incluso los detalles más pequeños,
como el color de un pañuelo, podían transmitir mensajes codificados en el
harén, similar al lenguaje victoriano de las flores. Por ejemplo, un pañuelo rojo
simbolizaba amor apasionado, mientras que uno quemado indicaba que su dueña
estaba muriendo de angustia.
El sistema de harén y concubinato
permitía a los gobernantes islámicos mantener el control sobre la reproducción
y el linaje, consolidando su poder. Sin embargo, también era una institución
compleja que, al mismo tiempo, empoderaba y encarcelaba a las mujeres que
formaban parte de ella.
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Á esos Califas y Sultanes les gustaba que les revolvieran el barro.
ResponderEliminarJAJAJA
EliminarAlgunos mormones todavía practican la poligamia. Igualmente las diferentes esposas mantienen una estricta jerarquía
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