Tadao Yoshida tenía un plan ambicioso después de sobrevivir a los bombardeos de Tokio durante la Segunda Guerra Mundial.
Como propietario de YKK, una pequeña empresa de cremalleras, su objetivo era modernizar la industria. Yoshida diseñó una máquina especializada para fabricar cremalleras, pero se encontró con un obstáculo: ningún fabricante quería producir una máquina tan específica.
Sin dejarse desanimar, Yoshida decidió crear su propia máquina. Esta decisión otorgó a YKK una ventaja competitiva significativa, permitiéndoles desarrollar tecnología propia a menor costo y garantizar tanto calidad como precios bajos.
Para la década de 1960, YKK dominaba el 95% del mercado japonés de cremalleras. La empresa aprendió una lección crucial: controlando toda la cadena de producción, podrían asegurar la calidad de sus productos.
YKK adoptó una estrategia de integración vertical completa. Según The Los Angeles Times, la empresa "funde su propio latón, crea su propio poliéster, hila y tuerce su propio hilo, teje y tiñe telas para sus cintas de cremallera, forja y moldea sus propios dientes de cremallera". Incluso fabrican las cajas para enviar sus productos.
Esta autosuficiencia ha permitido a YKK mantener un control total sobre su producción y calidad. Actualmente, YKK fabrica más del 50% de las cremalleras a nivel mundial.
Aunque las cremalleras pueden parecer un producto simple con poca innovación en las últimas décadas, la estrategia de integración vertical de YKK ha creado una barrera de entrada significativa para la competencia, consolidando su posición dominante en el mercado global de cremalleras.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Comentarios
Publicar un comentario