Comencemos con una anécdota que ilustra la peculiar forma de justicia de la reina Ranavalona I de Madagascar.
En un extraño ejercicio de lealtad, la reina le pide a un súbdito que demuestre su fidelidad tragando la piel cruda de tres pollos. Aunque logra tragar las dos primeras, el esfuerzo para ingerir la tercera resulta demasiado y termina devolviendo dos pieles. Ante esto, la reina lo declara "culpable" y sentencia su muerte, argumentando que si realmente hubiera sido inocente, habría podido tragar las tres sin problema. Esta anécdota refleja el carácter implacable y a menudo irracional de la reina.
Nacida como Ramavo en 1778, su ascenso al poder estuvo marcado por intrigas y traiciones. Su padre había ganado el favor del rey al ayudarlo a escapar de un intento de asesinato, lo que llevó al rey a adoptar a Ramavo como su hija y posteriormente casarla con su hijo legítimo, Radama I. Sin embargo, tras su ascenso al trono, Radama comenzó a eliminar a sus rivales, incluidos miembros de la familia de Ramavo. En respuesta, ella lo envenenó lentamente hasta su muerte en 1828.
La hermana de Radama asumió brevemente el trono, pero Ramavo había estado planeando su golpe durante un año. Con el apoyo de los poderosos del reino, logró usurpar el trono y lanzó una purga contra sus enemigos, especialmente aquellos relacionados con su familia adoptiva. Los métodos que utilizó fueron brutales: su sobrino fue atravesado por lanzas y la hermana de Radama fue encerrada hasta morir de hambre. Las mujeres de la familia real también sufrieron un destino similar.
Ramavo se deshizo de maestros, diplomáticos y comerciantes europeos con el fin de modernizar el reino. A pesar de enfrentar tropas francesas que habían enviado una expedición punitiva, logró aplastarlas con la ayuda del clima local. También expulsó a los misioneros católicos y ejecutó a los intransigentes que quedaban en la catedral de Andohalo.
Su reinado se caracterizó por métodos horrendos de tortura y ejecución inspirados en prácticas medievales. Los criminales eran sometidos a castigos extremos: algunos eran arrojados a ollas de agua hirviendo o aceite, otros eran atados y quemados vivos o enterrados vivos, mientras sus familias eran forzadas a presenciar estas atrocidades.
Los ciudadanos incapaces de pagar impuestos eran rápidamente esclavizados, enfrentándose a condiciones inhumanas que generalmente conducían a la muerte por hambre o agotamiento. Para financiar a sus tropas, Ranavalona I permitía que sus soldados saquearan aldeas cercanas, dejando un rastro de muerte y violación.
Con el tiempo, su locura se intensificó, llevando a eventos tan absurdos como una caza masiva de búfalos en 1845. La reina ordenó que 50,000 súbditos fueran movilizados para esta cacería, lo que implicó construir caminos a través de la selva durante cuatro meses. Este esfuerzo resultó en la muerte de unas 10,000 personas debido al agotamiento, la inanición y la malaria; sin embargo, no se cazó ni un solo búfalo.
Se estima que durante su reinado, las políticas brutales de Ranavalona I resultaron en la muerte del 75% de la población del reino, es decir, alrededor de 2.5 millones de personas. Esto la convierte en una figura histórica aterradora y en una de las mujeres más mortíferas de todos los tiempos.
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Si es real todo esto, era una loca asesina hija de puta...
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