En el De bello Gallico de César, la parte que más me impactó es esa propaganda dedicada a la historia de dos centuriones que no sabría si llamar extremadamente valientes o simplemente locos. Sus nombres eran Lucio Voreno y Tito Pullo.
Estos dos caballeros estaban en perpetua rivalidad entre sí, tratando continuamente de superarse mutuamente en valor para obtener un ascenso largamente esperado. Tal vez fue precisamente este antagonismo lo que realmente generó estima mutua y, quién sabe, tal vez incluso un cierto sentido de amistad. De hecho, Julio Cesar cuenta un episodio particular que concierne a los dos.
Un día se estaba produciendo un feroz enfrentamiento cerca de las defensas romanas cuando la rivalidad entre los dos explotó como de costumbre. En un momento dado, Pullone le dijo provocativamente a su rival: "¿Dudas, Voreno? ¿Qué rango esperas que recompense tu valía? ¡Este es el día que decidirá nuestras disputas!". En ese momento, el valiente centurión se precipitó de cabeza hacia el punto donde el enemigo era más numeroso, dejando atrás las defensas romanas más seguras.
Voreno, asustado por la opinión de los demás, después de algunas vacilaciones se lanzó al ataque siguiendo a Pullo, quien mientras tanto, después de matar a un enemigo con su pilum, se encontró rodeado de enemigos que habían sido tachonados de jabalinas, una de las cuales había movido la vaina de su espada impidiéndole desenvainarla.
Fue en ese momento cuando Voreno salió en defensa de su compañero en dificultades, atrayendo la atención de sus enemigos, que consideraban a Pullone condenado. Atacó a un enemigo con su espada y lo mató, intimidando a los demás y obligándolos a retirarse. Sin embargo, arrastrado por el calor, terminó cayendo en un pozo, quedando rodeado.
Fue en ese momento Pullo quien le devolvió el favor, acudiendo en apoyo de Voreno y salvándolo de la muerte. Después de matar a muchos de sus enemigos, los dos se retiraron ilesos a sus defensas. César concluyó acertadamente afirmando que: "Así la Fortuna, en este desafío y contienda de ellos, dispuso de ellos de tal manera que cada uno traería ayuda y salvación al antagonista y que no era posible juzgar cuál de los dos, por su valentía, tenía la recompensa por valor en combate".
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