La historia del cuarto Rey Mago: el que nunca llegó 🌟
Todos conocemos a los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes llevaron oro, incienso y mirra al niño Jesús. Pero, ¿sabías que hay una antigua leyenda que habla de un cuarto Rey Mago? Su historia es tan fascinante como conmovedora, y su viaje está lleno de obstáculos, sacrificios y un mensaje profundo de amor y entrega.
Artabán, el cuarto Rey Mago 🗺️✨
La leyenda, popularizada en el siglo XIX por Henry Van Dyke en su cuento The Other Wise Man, nos presenta a Artabán, un sabio persa que también vio la estrella brillante en el cielo y decidió unirse a la travesía para adorar al Mesías.
Artabán tenía tres regalos especiales para el niño Jesús:
- Un rubí como símbolo de sacrificio. 💎
- Un zafiro para representar la verdad. 💙
- Una perla de gran pureza como emblema del amor divino. 🤍
Sin embargo, su destino sería muy diferente al de sus compañeros.
El viaje interrumpido 🌍💔
Artabán planeaba reunirse con Melchor, Gaspar y Baltasar en el punto de partida, pero en el camino se encontró con un hombre enfermo al borde de la muerte. Movido por la compasión, decidió detenerse para ayudarlo, lo que lo retrasó demasiado. Cuando llegó al lugar acordado, los otros Reyes ya se habían marchado.
Determinado a alcanzar a sus compañeros, Artabán continuó su viaje en solitario, pero su camino estuvo lleno de desvíos. En varias ocasiones, sacrificó sus preciosos regalos para ayudar a los necesitados: el rubí para salvar a una niña esclava, el zafiro para alimentar a una familia hambrienta, y así sucesivamente. Cada vez que se desviaba, lo hacía con la esperanza de estar cumpliendo el propósito que Dios le había encomendado.
El encuentro final 🙏✨
Después de décadas de búsqueda, Artabán llegó a Jerusalén justo durante la crucifixión de Jesús. Exhausto y sin nada que ofrecer, presenció cómo el Mesías era llevado al Gólgota. Se sintió derrotado, creyendo que había fallado en su misión de entregarle sus regalos al Salvador.
En ese momento, según la leyenda, una voz celestial le habló:
"Todo lo que hiciste por los más pequeños, lo hiciste por mí".
Artabán comprendió entonces que, aunque nunca había visto al niño Jesús, lo había servido en cada acto de bondad y sacrificio que realizó a lo largo de su vida. En paz con su misión, murió poco después, dejando un legado de amor y compasión.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Qué bella y conmovedora historia.
ResponderEliminar