Don José gozaba de buena salud, hasta que su esposa, preocupada, le dijo:
"Pepe, vas a cumplir 65 años, es buena idea hacerte un chequeo médico". "¿Por qué harías eso? Me siento muy bien". "Porque la prevención hay que hacerla ahora, cuando todavía te sientes joven", respondió su esposa.
Así que Pepe fue a ver al médico. El médico, juiciosamente, ordenó pruebas y análisis de laboratorio para él. Dos semanas después, el médico le dijo que estaba bastante bien, pero que había algunos resultados de pruebas que necesitaban mejoras.
Luego recetó medicamentos para el colesterol, el corazón y la presión arterial alta, la prevención de la diabetes, el apoyo inmunológico, la presión arterial y el alivio de las alergias. Como había muchos medicamentos y había que proteger el estómago, le recetó omeprazol y un diurético para el edema.
Pepe fue a la farmacia y gastó una parte importante de su pensión. Más tarde, como no podía recordar si tomar las píldoras verdes para la alergia antes o después de las píldoras para el estómago, y si tomar las píldoras amarillas para el corazón durante o después de las comidas, volvió al médico ...
Después de darle un pequeño régimen de sus medicamentos, notó que estaba un poco tenso y algo contraído, por lo que agregó Alprazolam y Sucedal para ayudarlo a dormir. En vez de mejorar, Don José empeoraba cada día. Guardaba todas sus medicinas en el armario de la cocina y casi nunca salía de casa porque no pasaba un solo momento del día en el que no tuviera que tomar una pastilla. Pepe tuvo tan mala suerte que a los pocos días se resfrió y su mujer le hizo acostarse como de costumbre, pero esta vez, además de tilo, canela y limón con miel, llamó al médico.
Le dijo que no era nada, pero le recetó Tabsin día y noche y Sanigrip con efedrina, medicamento para la taquicardia. Desarrolló infecciones por hongos y herpes, por lo que el médico le dio medicamentos para curarlos. Para colmo, Pepe comenzó a leer los prospectos de todos los medicamentos que estaba tomando y aprendió sobre las contraindicaciones, advertencias, precauciones, reacciones adversas, efectos secundarios e interacciones médicas.
Lo que leí fueron cosas terribles. No solo podía morir, sino que también podía experimentar arritmias ventriculares, sangrado anormal, náuseas, hipertensión, insuficiencia renal, parálisis, calambres abdominales, trastornos mentales y una serie de otras cosas horribles.
Aterrorizado, llamó al médico, quien, al verlo, le dijo que no debía prestar atención a esas cosas porque los laboratorios las estaban colocando solo porque sí.
"Cálmese, don José", le dijo el médico, "no se emocione", mientras le recetaba antidepresivos. Como le dolían las articulaciones, le dieron diclofenaco.
En aquella época, cada vez que Pepe cobraba su pensión, iba a la farmacia. Su condición había empeorado tanto que un día prestó atención a los prospectos de medicamentos y murió.
Todos fueron al funeral, pero el que más lloró fue el farmacéutico.
Incluso hoy, su esposa dice que es bueno que lo enviara al médico a tiempo, porque de lo contrario seguramente habría muerto antes.
Este mensaje está dedicado a todos mis amigos, ya sean médicos o pacientes... Ah, si no hubiera tomado nada y hubiera continuado con su dieta casi natural con: conejo, pollo con o sin piel, pavo, lechuga, aceite de oliva, frutas, verduras de todos los colores, poca sal y poco azúcar, con un vaso o dos de vino tinto, un whisky de vez en cuando y caminando 6.000 pasos al día, todavía estaría vivo.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Exelente ! El lamento es no solo del farmacéutico si no también de los laboratorios !
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