El Arte de la Estrategia

El águila arpía se destaca como uno de los depredadores aéreos más formidables de la naturaleza.  Este majestuoso rapaz, nativo de las selvas tropicales de América Central y del Sur, es considerado el depredador en la cumbre de su ecosistema. Su imponente presencia y habilidades de caza la convierten en una de las aves más temibles del reino animal. Ver  De cómo un escarabajo se vengaba de un águila El tamaño y la fuerza del águila arpía son verdaderamente impresionantes. Como una de las águilas más grandes del mundo, posee una fuerza de agarre en sus garras de más de 520 psi, superando la mordida de un guepardo y duplicando la de un pitbull. Sus garras, que pueden alcanzar más de 12 cm de longitud, son comparables a las de un oso grizzly, dotándola de una capacidad letal para atrapar y someter a sus presas. La dieta del águila arpía se compone principalmente de mamíferos arbóreos como perezosos y monos, aunque ocasionalmente puede atacar ganado pequeño. Su técnica de caza es igualment

Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole que le salvara. Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia. De cómo un escarabajo se vengaba de un águila Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos. Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en la época en que salen a volar los escara

Un águila construyó su nido sobre un árbol y empolló sus pichones. Una cerda salvaje llevó su camada de lechones hasta el pie del árbol, donde se quedaron a vivir. El águila solía salir en busca de presas para alimentar a sus pichones. El águila y la cerda  La cerda escarbaba alrededor del árbol, cazaba en el bosque y cuando llegaba la noche llevaba alimento a sus lechones. Y el águila y la cerda vivían como buenos vecinos. Una vieja zorra quería devorar a los pichones y a los pequeños lechones. Fue a ver al águila y le dijo "Águila, más vale que no dejes tu nido. Ten cuidado con la cerda; tiene negros designios para con tus hijos. Quiere destruir las raíces del árbol. Puedes verla escarbando todo el tiempo". Y después la zorra fue a ver a la cerda y le dijo "Cerda, no tienes un buen vecino. Anoche oí que decía a sus polluelos `Mis queridos pichones, les voy a preparar un festín con un pequeño lechón'". A partir de ese día, el águila dejó de salir