Pese a estar idealizado por los rebeldes y los estudiantes universitarios de todo el mundo, el Che Guevara fue un auténtico monstruo. Se le conoce como “uno más del pueblo”, pero resulta que “el pueblo” fue para este sádico un trampolín hacia el lujo, el dinero y el poder. Lo primero que hizo una vez que Castro tomó el poder en Cuba y la socializó, fue atropellar a una familia y quedarse con su mansión de siete dormitorios con sauna y piscina, sala de masajes. También participó en la quema de libros; se calcula que quemó unos 3.000 ejemplares. Estuvo a cargo de muchos pelotones de fusilamiento. Una vez, escribió a su padre contándole como disfrutaba de la mezcla de olor de pólvora y sangre. En otra ocasión, asesinó a un niño de 14 años que intentaba proteger a su padre del pelotón de fusilamiento. En su intento de crear una sociedad de iguales, el Che asesinó a gays, disidentes, librepensadores, autores y poetas. Ver El Che Guevara y la represión de homosexuales en Cuba Reprimió al pue