El valor de la verdadera compañía En un tranquilo valle, un hombre llamado Elías decidió celebrar la abundancia de su cosecha. Sacrificó el ternero más gordo de su rebaño, preparó una gran parrilla y, con alegría, le dijo a su hermano, Samuel: "Sal y convoca a nuestros seres queridos, a nuestros vecinos, a todos aquellos que comparten nuestra vida, para que celebren con nosotros este festín". Samuel, lleno de entusiasmo, salió a la plaza del pueblo, pero en lugar de anunciar la fiesta, gritó con voz angustiada: "¡Gente, por favor, ayúdennos! ¡Un incendio amenaza la casa de mi hermano!". Un silencio tenso se apoderó del lugar. Después de unos instantes, un pequeño grupo de personas, con rostros preocupados y dispuestos a ayudar, se dirigió rápidamente hacia la casa de Elías. El resto del pueblo, como si un velo de indiferencia los cubriera, continuó con sus actividades cotidianas, ignorando el llamado de auxilio. Mientras tanto, en la casa de Elías, los invitados que...