Bob llegó a casa borracho una noche, se metió en la cama junto a su esposa dormida y cayó en un sueño profundo.
De repente, despertó ante las puertas nacaradas del cielo, donde San Pedro le dijo:
—Moriste mientras dormías, Bob...
Bob se quedó atónito.
—¿Estoy muerto? ¡No, no puede ser! ¡Aún me queda mucho por vivir! ¡Envíame de vuelta!
San Pedro suspiró y respondió:
—Lo siento, pero solo hay una forma de que regreses a la Tierra, y es reencarnando... como una gallina.
Bob, devastado, rogó que al menos lo enviaran a una granja cercana a su casa.
Lo siguiente que recordó fue estar cubierto de plumas, caminando por un gallinero, cloqueando y picoteando el suelo.
En eso, un gallo se le acercó y le preguntó:
—Así que eres la nueva gallina, ¿eh? ¿Cómo va tu primer día?
—No está mal —respondió Bob—, pero siento algo muy raro dentro de mí, como si fuera a explotar.
—Ah, eso es porque estás ovulando —le explicó el gallo—. ¿No me digas que nunca has puesto un huevo?
—¡Jamás! —dijo Bob, sorprendido.
—Bueno, relájate y deja que todo fluya —le aconsejó el gallo—. No es tan difícil.
Bob obedeció, se concentró y, tras unos segundos incómodos... ¡PUM! ¡Puso un huevo!
Se sintió abrumado por la emoción, ¡era una sensación increíble! Rápidamente puso otro huevo, y la alegría lo invadió.
Cuando estaba a punto de poner el tercero, sintió un golpe en la nuca y escuchó a su esposa gritarle:
—¡Despierta, idiota! ¡Te estás cagando en la cama!
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Comentarios
Publicar un comentario