A veces soy un poco borde (1), no lo puedo evitar. Y el caso es que disfruto en esas ocasiones. Como casi cualquiera de Ustedes, no nos engañemos.
Hace ya tiempo, estuve visitando en un hospital bastante masificado a un paciente de Parkinson que acababa de tener una angina de pecho. Había otros cuatro pacientes mas en una habitación pensada sólo para tres. Todos ellos demenciados y de una cierta edad. Es como si aun lo estuviera viendo, imaginen el cuadro: los cinco con esa bata que te ponen en los hospitales y que te deja el trasero al aire, todos hablando solos, llenos de tubos, pañales, goteros, sondas y demás instrumentos que aplican a los pacientes en los hospitales. Y además, con todos los familiares en horario de visita, la habitación atestada y un estupendo olor indefinido a desinfectante, sopa boba, sudor, humanidad, orines y sabe Dios qué mas.
Olor a Hospital.
Hospital |
Uno de los nietos de un paciente era un gallito adolescente vestido a la última moda, con una ropa cuyo importe seguro me valía para pagar la hipoteca del piso de este mes. Como todos hemos hecho alguna vez a su edad, esta criatura se comía el mundo con su mirada y chulería, pero al traspasar la puerta se quedo un poco descompuesto al ver semejante cuadro. Mas bien le cambió el color y se arrugó bastante. Se desinfló como un político cuando lo cesan.
Pues bien, uno de los pacientes seniles (entonces no sabíamos que estaba listo de papeles en un par de días, que es lo que tiene la Parca) se arrancó todos los tubos, sondas y demás gracias que te ponen en los hospitales en cuanto te descuidas; y visto y no visto salió corriendo como alma que lleva el diablo mientras profería unos gritos que parecían del Mas Allá dejando todo perdido de sangre, orines y sabe Dios que más. Había que verlo correr, en su locura, con el culo al aire y agitando los brazos como un molino de viento del los que describe Cervantes en el Quijote. Tras bastantes intentos y forcejeos, entre enfermeras y celadores lograron volverlo a meter en su catre.
Uno está curtido en estas lides y casi hasta lo ve normal, pero ya no recordaba que la primera vez que se presencian estos espectáculos se te queda grabado a fuego en el alma. El caso es que el adolescente que se comía el mundo aún se vino mas abajo, y éste que escribe, en uno de estos momentos bordes que todos tenemos, le dijo: “¿Qué te parece, colega, a que es bonito tu futuro?”. Ante lo que el tierno adolescente, que le reconozco con cuajo, aún me respondió: “si, si, ya lo veo.”
Tal vez aquel día ese chaval empezó su primera meditación a todo color. Sin necesidad de gurús, por si mismo.
Publicado el 28 de julio de 2007
Publicado el 28 de julio de 2007
(1) No sé si esta palabra se usa en Hispanoamérica, en España, la expresión "borde" quiere decir cabrón o hijo de la gran chingada (mas o menos)
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Me ha encantado.
ResponderEliminarQuizá al leerlo me he quedado un poco como el chaval, debe ser que se ha revuelto mi parte adolescente, perdida incluso antes de que llegara... no voy a contar mi vida!!!
Me vas a ver a muy menudo por aquí.
Gracias.
Besotes.
Efectivamente, eres un borde. ¿te sientes mejor despues de hacer el borde?
ResponderEliminarAnónimo, no te pases, hombre. Reconocer los errores es importante y tampoco es que fuera muy cabrón con el chaval. Simplemente fue terriblemente franco.
ResponderEliminarPues he llegado aqui por casualidad y he de decir que sí que el futuro da miedo y que con tu relato me has reafirmado en que las personas no necesitamos que vayan dándonos leccioncitas sabios, hermanos mayores o padres que la vida lo hace mejor que nadie.
ResponderEliminar¿El despertar en la conciencia en otro? bah, que tontería, si el chaval no fue capaz de verlo por si mismo (algo tan obvio), menos lo entenderá con lo que le dijiste, solo hiciste un subrayado allí.
ResponderEliminarSimplemente a algunos les llega y a otros no, pero a mi me basta con salir a la calle a diario para caer en cuenta de que me espera, lo que nos espera a todos.
No es ser borde... es ser directo. Ya esta bien, para que los permanente-adolescentes salgan de su burbuja de cristal... y vean cual es la realidad de la vida.
ResponderEliminarAntiguamente estas cosas se llevaban mejor, se veían en casa desde pequeño y no traumatizaban tanto. Verlas de golpe, siendo adolescente tiene que doler...
Hace unos días tuve una conversación con mi esposa sobre algo parecido, sobre los velatorios y los entierros... y la costumbre que se ha arraigado de no llevar a los niños a los primeros, ni mucho menos a los segundos, ni siquiera el día de los santos a llevar flores y recordar a los mayores, y la (para mí peor) manía de no dar las noticias de los fallecimientos a los niños.... Un afán sobre-protector que los transforma en bizcochitos, y el golpe con la realidad siempre llega.
Supongo que esta ligado con que muchas veces preferimos no mirar, no ver que envejecemos, no ver al mendigo de la esquina... pero al final, las cosas son como son y ojos que no ven tortazo que te pegas.
La sobre protección acaba creando modorros y estúpidos, como está ocurriendo en esta sociedad. Y como bien dices, al final llega el tortazo, es inevitable.
EliminarSaludos, csc212