La pervivencia del mito de Alejandro Magno ha sido paralela a la reinterpretación del personaje en distintas épocas y culturas, que han tomado lo que más les interesaba de su compleja y rica vida.
Alejandro Magno, historia de un seductor |
El último en hacerlo es Oliver Stone, que estrenó la película "Alejandro Magno", una superproducción que pone el acento en la bisexualidad del emperador, un tema candente para la sensibilidad del siglo XXI.
"Alejandro nos hace mejores". Esta frase de Ptolomeo, uno de los generales del emperador macedonio, resume el atractivo de un personaje que, en el mundo antiguo, desarrolló una trayectoria sin par. De Macedonia a Hollywood, de Ptolomeo a Oliver Stone, la figura de Alejandro Magno ha recorrido siglos de historia atrayendo a hombres y mujeres cuyos universos poco tienen que ver con la Macedonia en la que se forjó uno de los reyes más notables de la historia. Su condición de joven, tanto en el momento de acceder al trono como en el de su prematura muerte, y su periplo por el mundo en un reinado de conquistas sin pausa lo dotan de una singularidad con escasos parangones, que ha emocionado a políticos, escritores y artistas. Pero, además, la seducción no se debe tan solo a su aureola de guerrero, sino que va ligada a la propia esencia del personaje. La alejandromanía comenzó en vida del propio rey, que la fomentó hábilmente.
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