Ahora está de moda el debate de Haloween o seguir las tradiciones de siempre. En realidad, de lo que se trata en estas fechas es de recordar a los muertos, así como no olvidar que la muerte nos espera por nuestra condición de mortales.
Respecto a Haloween si o Haloween no, mí me da igual. Si la sociedad quiere adoptar estas costumbres de los celtas recocinadas en EEUU, por mi encantado. No me causa daño ni dolor, por lo que no me afecta. Además, las tradiciones están muy bien; pero también nacen, crecen, evolucionan y mueren, como todo en esta vida.
El negocio de la muerte |
Otra costumbre de estas fechas es la afluencia masiva a cementerios para limpiar y poner flores en las tumbas familiares. Esta mezcla de costumbre, tradición, superstición, religión, cotilleo de tumbas ajenas y exhibición de las propias y de decoración más o menos afortunada, mueve una considerable cantidad de dinero.
El primer concepto es el propio entierro. En España hay un refrán que creo no existe en ningún otro país: “no tiene ni donde caerse muerto”, frase que cada vez empieza a ser cierta en su sentido literal. Un entierro barato sale bastante caro, como 5 ó 6 salarios mínimos, así que dentro de poco, con mayor frecuencia, la fosa común va a ser de lo más común. Entiendo que cuando el ser humano empezó sus enterramientos lo hizo por higiene y más tarde por rituales relacionados con los espíritus. Y en eso seguimos, pero de forma más complicada (y cara)
El negocio de la muerte |
Otro gasto es la forma en la que nos deshacemos del cadáver. Si es incineración, es otro gasto a añadir, pero ahí acaba todo. No entro en el extraño hábito de traerse a casa las cenizas del finado, asunto que no debe ser muy bueno para la salud mental del que las guarda, pero allá cada cual. Si se decide alquilar o comprar un terrenito en un camposanto, aparece otro gasto anual. Naturalmente, todo lo que tu pagas, otro lo cobra. Y ahí reside el negocio: sentimentalismo, tradición y otras creencias se pagan. Si crees que montar una funeraria es un buen negocio, estás en lo cierto, pero hay una pega: está todo el pescado vendido y no se admiten nuevos negocios. Es un mundo muy cerrado y peculiar, por decirlo de alguna forma.
Por otra parte, los cementerios no paran de crecer y empiezan a causar problemas en las ciudades. Por ejemplo, en El Cairo, miles de personas viven en el cementerio, disputando cobijo a los muertos.
No recuerdo en qué novela leí que a los muertos los enterraban de forma anónima y plantaban un árbol sobre cada uno de ellos. A mí esto me parece más bonito y práctico, mucho más que lo que hacemos por estas tierras, por no mentar a la India que tira sus cadáveres al rio Ganges o de otras culturas que los desmembran y abandonan a los buitres.
Hay otro tema más, la donación de órganos. Esto está muy bien cuando es de forma ordenada y voluntaria, cosa que cada vez será más infrecuente, y no me refiero al tercer mundo…
Y para acabar, algo de lo que nadie me ha dado muchas explicaciones. Supongamos que el finado tenía una prótesis de cadera y un marcapasos. Estas prótesis son caras y tengo mis dudas de que tanto en incineración como en enterramiento desaparezcan. Creo que son reciclables, que la legislación no dice nada al respecto y que ahí hay negocio. Por ejemplo, yo te pago el entierro, pero me dejas que extraiga todo lo que el finado llevaba dentro, que yo ya lo revenderé.
Mi duda es si eso no está ya ocurriendo, pero sin pagar nada a la familia.
A mi "jálogüin" no me da igual. Debo reconocer que tengo aversión a esta estupidez importada. Sobre todo cuando anoche, unos gamberros disfrazados de brujas y de vampiros me estamparon un huevo contra la fachada de mi casa cuando no quise abrirles la puerta para que me propusieran su juego bobo.
ResponderEliminarUn saludo.
A un amigo mío le hicieron lo mismo pero con varios huevos y sin previo aviso. Esta costumbre no tiene ninguna gracia. Y además, dudo que sea importada de EEUU, esto suena muy español casposo
EliminarSaludos, Cayetano
En Venezuela existe una variante del refrán: No tiene ni para caerse muerto...
ResponderEliminarRealmente es unporcentaje relativamente alto los que donan el cuerpo a la ciencia. Trabajo en una residencia pequeña (30 residentes) y teníamos 3 que han donado su cuerpo a la ciencia.
Saludos Carolus
Pues va a ser lo único que reciba la ciencia: muertos, porque de dinero van a ir bastante mal.
EliminarSaludos, Manuel.
PD. Como médico, ¿sabes si a los muertos se les extraen los marcapasos, prótesis, etc y se reutilizan?