¿Los mejores regalos vienen de los amigos o de los enemigos? Cuando un maestro estratega necesita fabricar 100.000 flechas en tres días, encuentra la mejor solución en que se las entreguen directamente desde los arcos de un sorprendente benefactor.
En el año 208 d.d.C. el ejército del estado de Wei situado al norte de China está de camino hacia el sur con la misión de formar un imperio sobre la base de las Tierras del Centro. Este ejército, dirigido por el ambicioso y despiadado Cao Cao, es enorme y se siente cada vez más con más moral debido a las victorias conseguidas. Cuando llega a las orillas del río Yangtze, monta el campamento y prepara la batalla que está por venir.
Al otro lado del ancho cauce del río se encuentran los estados del Shu y Wu. Sintiendo la amenaza eminente del norte y sabiendo que son superados en gran medida en número, los reyes de los estados de Shu y Wu se unen en una coalición en un intento desesperado de contrarrestar el ataque inminente de las fuerzas Wei.
Zhuge Liang se encarga de asesorar a los generales del ejército Shu y de Wu y tiene que idear un plan para contener al muy superior ejército de Cao Cao que avanza desde el norte. El maestro de la estrategia idea un plan y los estados del Sur esperan un milagro.
El plan de Zhuge Liang
La ocasión le llega a Zhuge Liang de una manera inesperada. Aunque Shu y su vecina Wu son técnicamente aliados, los generales de Wu no tienen gran confianza en Zhuge Liang, y están envidiosos de sus habilidades legendarias. Incluso en este momento, cuando deberían estar unidos, sus celos les llevan a idear un plan para deshacerse de él.
El chino que consiguió sin esfuerzo 100.000 flechas en tres días |
Le informan que están planeando un ataque contra el ejército del norte y que necesitarán 100.000 flechas, lo que es una impresionante cantidad de municiones. Le dicen que el ataque comenzará dentro de 10 días y, a pesar de que esta es una tarea que parece imposible, Zhuge Linag tendrá que encontrar una manera de conseguir lo que necesitan, o será ejecutado. Zhuge, siempre abanicándose con calma, responde sonriendo: "dame tres días."
Zhuge Liang pasa los primeros dos días preparando su operación secreta. Reúne 20 barcos rápidos con una tripulación de 30 soldados. Luego rodea a cada grupo de 30 soldados con soldados ficticios rellenos de paja, lo que es, en esencia, un ejército de espantapájaros.
Al tercer día, ordena a su general Lu Su que lleve los barcos a través del ancho rio Yangtze. Lu Su no sabe en realidad lo que Zhuge tiene bajo la manga, y llega más que nervioso cerca de la orilla enemiga.
Flechas como la lluvia
Una densa niebla cubre todo el río, y los barcos reman hacia territorio enemigo. Zhuge ordena a sus hombres gritar y batir sus tambores de batalla. Asustados por el gran alboroto y cegados por la niebla, el enemigo sorprendido dispara interminables andanadas de flechas desde la orilla hacia la dirección de donde proviene el ruido.
El chino que consiguió sin esfuerzo 100.000 flechas en tres días |
Zhuge posiciona su flota en una línea hacia el campamento enemigo. Cuando las flechas llueven más densas que el aguanieve, simplemente se clavan en los hombres de paja de la cubierta, creando alfileteros del tamaño de un hombre. Una vez que los hombres de paja de los barcos han absorbido todas las flechas que pueden, Zhuge gira los barcos 180 grados para presentar el otro lado, que también se llena de flechas. Al final, cargado con más de 100.000 flechas, Zhuge dirige las erizadas naves a territorio amigo, donde es recibido por los confundidos generales de Wu.
"¿Cómo inventó un plan tan brillante?", le preguntaron con renuente admiración. "Un buen general debe estar bien versado no sólo en la estrategia de batalla, sino también en la astronomía, la geografía, la adivinación, y los principios del yin y el yang", respondió Zhuge. "Sabía con tres días de antelación que habría una densa niebla, y así preparé mi plan." Gracias al plan de Zhuge, el ejército combinado de Shu-Wu fue debidamente armado y estuvo listo para lanzar un ataque.
Lo que siguió fue conocido como la batalla del acantilado rojo, y esas 100.000 flechas resultaron ser fundamentales para lo que resultó ser una victoria decisiva para las fuerzas del sur. Pararon el avance de Cao Cao que se retiró con lo poco que quedaba de su ejército.
Estrategia China numero 3:
Matar con una espada prestada. Consiste en utilizar los recursos ajenos en provecho propio. Si el adversario puede hacerte el trabajo, ¿por qué hacerlo uno mismo? (Las 36 estrategias chinas) Descargar extracto
Este relato demuestra que no solo hay que saber de nuestra profesión, sino del medio que la rodea. Un ejemplo de singularidad de aprendizaje del medio, aplicado a sus conocimientos. También el miedo del contrincante.
ResponderEliminarSaludos
Menos especialización y mas humanismo. Volver a los tiempos del Renacimiento.
EliminarSaludos
Eso se llama aprovechar bien los recursos, sobre todo si proceden del adversario.
ResponderEliminarUn saludo.
Bin Laden, hizo lo mismo con gran maestría. Todos los medios del 11-S eran de su enemigo.
EliminarUn saludo.
ESO SE LLAMA SER UN GENIAL ESTRATEGA Y SABER QUE SIEMPRE EL ADVERSARIO, EN TÉRMINOS DE VIADA O MUERTE, TAMBIÉN TIENE UN PUNTO DÉBIL
ResponderEliminarAsí es, Maria Cristina. Saber encontrar ese punto débil y aprovecharlo es ser un genio.
EliminarUn saludo
El famoso Cuento Chino... Si fuera cierto el relato, se contaría como un gran fracaso, los barcos/balsas se atacaban con flechas incendiarias... mas si hay niebla espesa o es de noche...
ResponderEliminar100000 flechas a 300-400Gr cada una, son -30000 - 40000Kg... no dan las cuentas...
La que es incorrecta aquí es tu respuesta. Si es cierto que en algunas batallas navales se usaban flechas con fuego, eso no era siempre, menos aún en un ataque sorpresa. Segundo el máximo peso de una flecha va por lo 80gr, con el peso que le colocas la distancia y velocidad se´rian drásticamente reducidas, y tercero, no fue uno sino 20 barcos juncos chinos que podían llegar a tener una carga de hasta 30 hombres y 140mts de largo.
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