Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen.
Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo. El gran maestro reunió a todos sus discípulos, para escoger a quien tendría ese honor. "Voy a presentarles un problema dijo-. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo".
Solución creativa de un problema |
Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: "Este es el problema".
Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor... ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados.
Después de algunos minutos, un alumno SIGUE LEYENDO...
Lógicamente sería un jarrón comprado en "los chinos".
ResponderEliminarSi fuera de la dinastía Ming, habría que meter en la cárcel al discípulo y al maestro.
Un saludo.
Y la flor era de plástico, la mas hortera del comercio. En Japón son muy raros solucionando problemas, un poco radicales.
EliminarUn saludo
A veces, el problema es tan "agradable", que nos dejamos arrastrar por él...Y sin embargo...
ResponderEliminarSaludos
Mas bien opino que las situaciones son tan agradables que nos impiden ver que en realidad son un problema.
EliminarSaludos