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Las 20 leyes de la astucia

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La manipulación de la prensa vista por Thomas Jefferson

Reflexiones de hace dos siglos de Thomas Jefferson, presidente de EEUU sobre manipulación de las mentes de las masas a través de la prensa.


Thomas Jefferson (1743-1826) fue el tercer presidente de los Estados Unidos de América, cuyo cargo ocupó entre 1801 y 1809. Es considerado uno de los Padres Fundadores de la Nación.    


A continuación puedes leer una carta enviada por Thomas Jefferson a John Norwell, residente en Danville, Virginia, que había escrito a Jefferson pidiendo opinión sobre un proyecto de creación de un periódico, fechada en Washington, el 11 de junio de 1807, y que creo es un documento de total actualidad. 

La manipulación de la prensa vista por Thomas Jefferson
La manipulación de la prensa vista por Thomas Jefferson

Reflexión de Thomas Jefferson sobre los periódicos


A vuestra solicitud de mi opinión sobre la forma en que debe llevarse un periódico para que sea más útil, respondería que “restringiéndolo a los verdaderos hechos y a los sanos principios”. Pero me temo que un periódico así tendría pocos suscriptores. La triste verdad es que la supresión de la prensa no podría privar a la nación de sus beneficios más de lo que ya la priva su sumisión prostituida a la falsedad.

Hoy en día no puede creerse nada de lo que publican los periódicos. La verdad misma se hace sospechosa cuando aparece en ese vehículo contaminado. Sólo quienes están en situación de confrontar los hechos que conocen con las mentiras del día pueden saber hasta dónde llega ese estado de desinformación.

En verdad compadezco a la gran mayoría de mis conciudadanos, lectores de periódicos que viven y morirán creyendo que han sabido algo de lo que ha acontecido en el mundo contemporáneo, cuando las relaciones que han leído en los periódicos lo mismo podrían referirse a otros períodos de la historia mundial que al presente, con la salvedad de que las fábulas se introducen los nombres reales de hoy.

De esas fábulas pueden, desde luego, colegirse algunos hechos de carácter general, como que Europa está actualmente en guerra, que Bonaparte ha tenido éxito como guerrero, que ha sometido a su voluntad a gran parte de Europa, etc., etc.; pero uno no puede fiarse de los detalles.

Añadiré que un hombre que jamás mire un periódico estará mejor informado que quienes los leen, por lo mismo que quien no sabe nada está más cerca de la verdad que quien tiene la mente repleta de falsedades y errores. Quien no lea nada se enterará de todos modos de los hechos generales, y los detalles son todos falsos.

Si su director quisiera hacer una reforma quizá podría empezar así. Divídase el periódico en cuatro capítulos, titulados: 1º Verdades. 2º Probabilidades. 3º Posibilidades. 4º Mentiras. El primer capítulo sería muy corto, porque contendría poco más que documentos auténticos, e información procedente de fuentes de cuya certeza el director esté dispuesto a responder poniendo en juego su reputación. El segundo contendría aquello que éste, tras madura consideración de todas las circunstancias, juzgue como probablemente cierto. De todas formas, convendría que contuviera más bien demasiado poco que mucho. El tercero y el cuarto serían expresamente para los lectores que prefieren gastarse el dinero en mentiras en vez de en el papel en blanco que de otra forma ocuparían.

Un director así tendría que guardarse de la práctica desmoralizadora de alimentar habitualmente a la mente pública con calumnias, y de la depravación del gusto que este alimento nauseabundo induce. La difamación se está convirtiendo en algo necesario para la vida, hasta el punto de que no puede digerirse una taza de té por la mañana o por la noche sin este estimulante.

Hasta aquellos que no creen esas abominaciones las leen complacidos a sus oyentes, mostrando, en lugar del horror y la indignación que deberían abrumar a una mente virtuosa, un placer secreto por la posibilidad de que alguien llegara a creerlas, aunque ellos no las crean. Parece que no se percatan de que el verdadero autor no es el que imprime, sino el que paga. […]


Comentarios

  1. a entonces, había manipulación para intentar vender más??
    No es diferente ahora de entonces...Intentar sesgar para seguir vendiendo, y confundiendo...

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que a mi me asombró fue que esta opinión de tan eminente persona fuera ya tan antigua, casi como la prensa.

      Saludos

      Eliminar
    2. Creo que no escribí correctamente. Empezaba mi comentario: "Para entonces"...

      Saludos

      Eliminar
    3. Ya me parecía un poco extraña la entrada...

      Saludos

      Eliminar
  2. Desde el momento en que la prensa se convierte en mero negocio, con sus clientes, suscriptores y anunciantes, sin contar con los políticos de turno que se valen de ella, los "profesionales" del medio deben adaptar la información a los que les mantienen, subvencionan o amparan. Difícil que un medio sea totalmente libre con estas condiciones. Lamentablemente.
    Un saludo, Carlos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues ya tienen mas de dos siglos de experiencia en manipulación. Y se nota, vaya que si se nota... sobre todo después de la actualización de un tal Goebbels, que tiene muchos aplicados alumnos.

      Un saludo, Cayetano

      Eliminar

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