Los suplementos alimenticios pueden aportar beneficios a la salud, pero también riesgos. Es importante consultar con un profesional antes de tomarlos.
Los suplementos alimenticios son productos que contienen nutrientes, vitaminas, minerales, plantas medicinales u otras sustancias que se añaden a la dieta para complementarla o mejorarla.
Sin embargo, no son un sustituto de una alimentación equilibrada y variada, sino un apoyo en determinadas situaciones o necesidades.Los suplementos alimenticios: ¿qué son, para qué sirven y cómo tomarlos?
¿Qué son?
Los suplementos alimenticios se pueden encontrar en diferentes formas, como cápsulas, comprimidos, polvos, líquidos o infusiones. Su consumo está regulado por la legislación española y europea, que establece los requisitos de seguridad, calidad y etiquetado que deben cumplir. Además, los suplementos alimenticios no pueden atribuirse propiedades preventivas, curativas o terapéuticas, sino solo efectos beneficiosos sobre el estado nutricional o fisiológico.
Los suplementos alimenticios pueden contener diversos tipos de sustancias, como vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos esenciales, extractos de plantas o fibras, entre otros. Estas sustancias pueden ser beneficiosas para la salud cuando se ingieren bajo la orientación de un profesional sanitario, ya que en algunas situaciones podrían corregir deficiencias nutricionales, mantener una adecuada ingesta de nutrientes o cumplir alguna función fisiológica específica en el organismo.
Sin embargo, los suplementos alimenticios no son un sustituto de una alimentación saludable y equilibrada, sino un complemento que puede ayudar a mejorar el bienestar y la calidad de vida. Por ello, es importante no abusar de su consumo ni exceder las dosis recomendadas, ya que podrían causar efectos adversos o interacciones con otros medicamentos o alimentos.
Los suplementos alimenticios se pueden adquirir en farmacias, parafarmacias, herbolarios o tiendas especializadas en nutrición deportiva. Algunos ejemplos de suplementos alimenticios son los multivitamínicos, los quemadores de grasa, los proteicos, los antioxidantes, los probióticos o los suplementos para las articulaciones. Antes de comprar o consumir cualquier suplemento alimenticio, es conveniente leer atentamente el etiquetado y consultar con un profesional sanitario sobre su conveniencia y seguridad.
¿Cómo se usan?
Los suplementos alimenticios pueden tener diferentes objetivos, como aportar nutrientes que puedan faltar en la dieta, mejorar el rendimiento deportivo, favorecer el bienestar físico o mental, prevenir o tratar algunas enfermedades o aliviar síntomas.
No obstante, su uso debe ser siempre supervisado por un profesional sanitario, que evalúe la necesidad, la dosis y la duración del tratamiento. Asimismo, se debe tener en cuenta las posibles interacciones con otros medicamentos o alimentos, así como los efectos secundarios o adversos que puedan provocar.
Clasificación por su composición
Existen diversos tipos de suplementos alimenticios, que se pueden clasificar según su composición o su finalidad. Entre los componentes más usuales de los suplementos encontramos:
- Vitaminas y minerales: El hierro, el magnesio, las vitaminas del grupo B, la vitamina D, la vitamina C…
- Aminoácidos (partes de las proteínas): Del colágeno, proteína de suero, glutamina, triptófano, aminoácidos ramificados…
- Ácidos grasos: Omega 3 y 6
- Extractos de plantas: Ginseng, ginkgo biloba, valeriana…
- Fibras: Inulina, psyllium…
- Probióticos y prebióticos: Lactobacillus, bifidobacterias…
Clasificación por su finalidad
Entre las finalidades más comunes de los suplementos alimenticios encontramos:
- Suplementos para deportistas: Buscan mejorar el rendimiento físico, aumentar la masa muscular, favorecer la recuperación o prevenir lesiones. Algunos ejemplos son la creatina, la cafeína, la beta-alanina o los batidos de proteínas.
- Suplementos para ancianos: Buscan prevenir o tratar el deterioro cognitivo, la osteoporosis, la anemia o la sarcopenia. Algunos ejemplos son el calcio, la vitamina D, el hierro o el colágeno.
- Suplementos para adelgazar: Buscan acelerar el metabolismo, reducir el apetito o aumentar la quema de grasa. Algunos ejemplos son los termogénicos, los saciantes o los bloqueadores de carbohidratos.
- Suplementos para las articulaciones: Buscan aliviar el dolor, la inflamación o la rigidez articular. Algunos ejemplos son el colágeno hidrolizado, el ácido hialurónico o la glucosamina.
- Suplementos para el sistema inmune: Buscan fortalecer las defensas naturales del organismo y prevenir infecciones. Algunos ejemplos son la equinácea, el propóleo o la vitamina C.
- Suplementos contra el cansancio: Buscan aumentar los niveles de energía y combatir la fatiga física o mental. Algunos ejemplos son el ginseng, la maca o la coenzima Q10.
- Suplementos para mejorar la digestión: Buscan regular el tránsito intestinal, mejorar la flora bacteriana o aliviar problemas digestivos como el estreñimiento, la diarrea o el síndrome del intestino irritable. Algunos ejemplos son los probióticos, las fibras o las enzimas digestivas.
- Suplementos para la piel: Buscan mejorar el aspecto y la salud de la piel, previniendo el envejecimiento prematuro, las arrugas o las manchas. Algunos ejemplos son el colágeno marino, el ácido hialurónico o el resveratrol.
Los beneficios de los suplementos alimenticios dependen de cada caso particular, y no siempre están respaldados por evidencia científica sólida. Por eso, es importante consultar con un profesional sanitario antes de consumirlos, ya que pueden tener contraindicaciones, interacciones o efectos secundarios que deben ser evaluados. Algunos de los riesgos más frecuentes de los suplementos alimenticios son :
- Sobredosis: Algunos nutrientes pueden ser tóxicos si se consumen en exceso, como el hierro, el calcio, la vitamina A o la vitamina E. Esto puede causar problemas hepáticos, renales, gastrointestinales o neurológicos, entre otros.
- Interacciones: Algunos suplementos pueden interferir con la acción de otros medicamentos o alimentos, alterando su absorción, su metabolismo o su eliminación. Esto puede reducir la eficacia del tratamiento o aumentar el riesgo de efectos adversos. Por ejemplo, el ginkgo biloba puede aumentar el sangrado si se toma con anticoagulantes, y el calcio puede disminuir la absorción de algunos antibióticos.
- Efectos secundarios: Algunos suplementos pueden provocar reacciones adversas en algunas personas, como alergias, náuseas, vómitos, diarrea, dolor de cabeza, insomnio o nerviosismo. Estos efectos pueden depender de la dosis, la frecuencia o la sensibilidad individual.
En conclusión, los suplementos alimenticios pueden ser una herramienta útil para mejorar la salud y el bienestar de las personas, siempre que se utilicen de forma adecuada y bajo supervisión profesional. No obstante, no deben sustituir una alimentación equilibrada y variada, ni un estilo de vida saludable.
Los más consumidos
Los suplementos alimenticios más consumidos en España son los multivitamínicos y minerales, seguidos por los de omega-3, los probióticos y prebióticos, los antioxidantes y los de colágeno. Algunos de los beneficios que se les atribuyen son mejorar el sistema inmunológico, el funcionamiento del cerebro, la salud de la piel y las articulaciones, la digestión y el tránsito intestinal o el estado de ánimo. Sin embargo, estos beneficios no están demostrados científicamente en todos los casos y dependen de las características individuales de cada persona.
Conclusión
En conclusión, los suplementos alimenticios son productos que pueden ayudar a mejorar la nutrición y el bienestar de las personas, siempre que se consuman con criterio y bajo supervisión médica. No son una solución mágica ni una alternativa a una dieta saludable y un estilo de vida activo.
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