Hay muchas costumbres y usos medievales que hoy en día están totalmente obsoletos. Te pondré algunos ejemplos, tres para no aburrirte, que te sorprenderán.
Los matrimonios medievales apenas se parecen a los de hoy en día. La edad normal de los cónyuges era justo para dejar la niñez e iniciar la adolescencia, entre los 12 y los 15 años. Los matrimonios no se celebraban por amor, sino por intereses comunes, como la unión de tierras o la obtención de una mayor protección social. Y en las noches de bodas, presta atención, la familia y los amigos llevaban a los novios a la cama (para que se acostaran, decían entonces) y se quedaban en la habitación hasta la consumación del matrimonio. Recordemos que solo cuando se consuma existe un verdadero matrimonio, por lo tanto, si el novio no podía hacerlo frente a los presentes, se le consideraba impotente y el matrimonio podía disolverse.
La falta de higiene, las malas condiciones sanitarias y las enfermedades continuas han hecho que el agua de los pozos y ríos no solo sea inadecuada, sino también un vector de infecciones. Así, dependían de las bebidas alcohólicas (vino, cerveza, hidromiel...), que se volvían bebibles tras el proceso de fermentación. Incluso los niños bebían estas bebidas alcohólicas, aunque en un grado muy bajo, porque la disentería o una simple infección significaba la muerte si no se curaba pronto.
Todos hemos visto alguna película en la que nos cuentan cómo la Inquisición quemaba a las mujeres con la falacia de haber practicado la brujería. Bueno, no fue así en absoluto. La Inquisición era una institución religiosa instituida para perseguir la herejía y sólo los herejes reincidentes (aquellos que recaían en el error del que habían abjurado) eran entregados a la justicia civil para su ejecución. Sería en la Edad Moderna cuando la Inquisición persiguió la brujería, quemando 59 en España, 4 en Portugal y 36 en Italia (al catolicismo le interesaba más la conversión y salvación de las almas, en el regreso al redil, y no tanto en el castigo).
Nada que ver con las 100.000 mujeres asesinadas por los luteranos acusándolas de brujería o las casi 50.000 que fueron asesinadas por los calvinistas, especialmente durante la Guerra de los Treinta Años. Pero esa es otra historia.
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