La historia de la langosta en Estados Unidos es un fascinante ejemplo de cómo la percepción de un alimento puede cambiar drásticamente con el tiempo.
En la época colonial, la langosta era considerada "carne de desecho" y estaba reservada para los más pobres, prisioneros y esclavos. Era tan abundante que se acumulaba en las playas en grandes cantidades, llegando incluso a la altura de las rodillas.
Los pueblos indígenas y los colonos utilizaban las langostas principalmente como fertilizante o cebo para pescar, en lugar de consumirlas. La reputación de la langosta era tan mala que tener conchas de langosta en casa se consideraba un signo de pobreza extrema, lo que llevaba a la gente a enterrarlas en sus patios para ocultarlas de los vecinos.
La situación llegó a tal punto que algunos sirvientes contratados en Massachusetts demandaron a sus empleadores por obligarlos a comer demasiada langosta. El tribunal falló a su favor, limitando el consumo de langosta a no más de tres veces por semana.
El bajo estatus de la langosta se debía a su abundancia y bajo costo. A principios del siglo XIX, una libra de langosta costaba solo 11 centavos, mientras que la misma cantidad de frijoles horneados costaba 53 centavos. Era tan común que incluso se usaba para alimentar a los gatos domésticos.
El cambio en la percepción de la langosta comenzó a finales del siglo XIX, impulsado por dos factores principales: la industria conservera y el desarrollo del ferrocarril. Las compañías ferroviarias comenzaron a servir langosta a los pasajeros del interior del país, quienes, desconociendo su reputación, la encontraban deliciosa y exigían más.
Paralelamente, la carne de langosta enlatada se empezó a vender en todo el país, aumentando su demanda. Para la década de 1920, la oferta de langostas había disminuido mientras que la demanda seguía creciendo. En los años 50, la langosta ya se había consolidado como un manjar exclusivo, asociado con la riqueza y el glamour.
Este cambio radical en la percepción de la langosta demuestra cómo factores como la escasez, la presentación y el marketing pueden transformar completamente el estatus de un alimento en la sociedad.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Gracias por la información
ResponderEliminarNo pues que regrese la abundancia de langostas tan ricas son
ResponderEliminar