La Bomba del Zar, detonada por la Unión Soviética el 30 de octubre de 1961 sobre el archipiélago de Novaya Zemlya en el Ártico, es la bomba nuclear más potente jamás probada.
Su potencia fue de 50 megatones, equivalente a 50 millones de toneladas de TNT, lo que la hizo aproximadamente 3.300 veces más destructiva que la bomba de Hiroshima, y no 1.570 veces como a veces se menciona. La explosión generó una bola de fuego de 8 kilómetros de ancho y una nube en forma de hongo que alcanzó los 64 kilómetros de altura, unas siete veces la altura del Monte Everest.
El destello de la explosión fue tan intenso que pudo verse a más de 1.000 kilómetros de distancia, aunque no hay evidencia de que fuera visible desde Alaska o Groenlandia, pero sí desde Noruega. La onda de choque rompió ventanas en ciudades situadas hasta 900 kilómetros de distancia, incluyendo zonas de Noruega y Finlandia. La onda de presión atmosférica fue tan poderosa que dio la vuelta al mundo tres veces y fue registrada por estaciones sísmicas en todo el planeta.
En la zona de la detonación, todas las casas de la aldea de Severny, a 55 kilómetros del epicentro, quedaron completamente destruidas, y los daños materiales se extendieron a cientos de kilómetros. La energía térmica liberada fue tan alta que podría haber causado quemaduras graves a personas situadas a 100 kilómetros del punto cero.
En resumen, la Bomba del Zar fue un evento sin precedentes por su potencia y efectos globales, pero algunos detalles como la visibilidad desde Alaska o Groenlandia y la relación exacta de potencia respecto a Hiroshima y Nagasaki suelen estar exagerados o no confirmados por fuentes históricas fiables.
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