Un buen diplomático, suponiendo que fuera hombre, era el que se equivocaba de habitación de hotel, pillaba a una mujer estupenda desnuda en la ducha y decía, dándose la vuelta: perdone caballero, me he equivocado de cuarto.
Contaba Los Angeles Times en 1982 una curiosa anécdota de Churchill que he visto en otros muchos anecdotarios donde también se ve lo que es la diplomacia.
En una recepción de la Commonwealth británica, plagada de altos dignatarios de los países miembros y donde los británicos, que eran los anfitriones, cuidaban hasta el más mínimo detalle para que todo el mundo estuviera cómodo sin regatear en lujos, el jefe de protocolo, evidentemente azorado, se dirigió a Churchill pidiendo hablar a solas. Salieron a la sala contigua y allí le contó que había visto a un alto cargo político de un país extranjero robar uno de los carísimos saleros de plata de la mesa y metérselo en el bolsillo del pantalón.
Churchill fue discretamente a la mesa y escondió en su bolsillo el pimentero, que había sido fabricado a juego con el salero y que también tenía un valor muy elevado.
Pacientemente esperó al final de la cena, donde hubo que sacar otros salero y pimentero, y cuando ya todos se levantaban se acercó discretamente al ladrón y le dijo con voz queda al oído:
- “Señor, esto se pone feo, nos han visto, creo que lo mejor es que devolvamos los dos los saleros antes de que tengamos un grave incidente” -depositando a continuación el pimentero sobre la mesa.
Instantes después el político ladrón dejaba el salero igualmente sobre la mesa. Eso es diplomacia y saber decir las cosas sin ofender.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo
significa mucho. ¡Gracias de antemano!
;D La diplomacia es sutil...muy sutil.
ResponderEliminarSaludos
Hay otra anécdota sobre los diplomáticos que dice así: Cuando un diplomático dice "sí", en realidad está diciendo, "quizá"; cuando dice "quizá", en realidad te está diciendo "no"; y si te dice directamente "no" es que no sirve para la carrera diplomática. Mi padre, ateo convencido, siempre me decía que el mejor servicio diplomático del mundo era el del Vaticano: dos mil años continuados de dobles palabras, verdades a medias y mentiras encubiertas, espabilan a cualquiera... Saludos desde la isla de Gran Canaria
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminar