Para comparar cuál será la conducta de una persona en un caso dado es preciso conocer su inteligencia, su índole, carácter, moralidad, intereses y cuanto pueda influir en su determinación.
El hombre, aunque dotado de libertad de albedrío, no deja de estar sujeto a una muchedumbre de influencias que contribuyen poderosamente a decidirle. El olvido de una sola circunstancia nos puede llevar al error. Así, suponiendo que un hombre está en un compromiso del que le es difícil salir sin faltar a sus deberes, parece a primera vista que en sabiendo cuál es su moralidad y cuáles los obstáculos que a la sazón median para obrar conforme a ella, tenemos datos bastantes para pronosticar sobre el éxito.
Pero entonces no llevamos en cuenta una cualidad que influye sobremanera en casos semejantes: la firmeza de carácter. Este olvido podrá hacer muy bien que defraude nuestras esperanzas un hombre virtuoso y las exceda el malo, pues que para sacar airosa la virtud en circunstancias apuradas sirve admirablemente el que obren en su favor pasiones enérgicas. Un alma de temple fuerte y brioso se exalta y cobra nuevo aliento a la vista del peligro; en el cumplimiento del deber se interesa entonces el orgullo, y un corazón que naturalmente se complace en superar obstáculos y arrostrar riesgos se siente más osado y resuelto cuando se halla animado por el grito de la conciencia.
El ceder es debilidad; el volver atrás, cobardía; el faltar al deber es manifestar miedo, es someterse a la afrenta. El hombre de intención recta y corazón puro, pero pusilánime, mirará las cosas con ojos muy diferentes. «Hay un deber que cumplir, es verdad; pero trae consigo la muerte de quien lo cumpla y la orfandad de la familia.
El mal se hará también de la misma manera, y quizá, quizá, los desastres serán mayores. Es necesario dar al tiempo lo que es suyo; la entereza no ha de convertirse en terquedad; los debates no han de considerarse en abstracto, es preciso atender todas las circunstancias; las virtudes dejan de serlo si no andan regidas por la prudencia». El buen hombre ha encontrado por fin lo que buscaba: un parlamentario entre el bien y el mal; el miedo, con su propio traje, no servía para el caso, pero ya se ha vestido de prudencia; la transacción no se hará esperar mucho.
He aquí un ejemplo bien palpable, y por cierto nada imaginario, de que es preciso atender a todas las circunstancias del individuo que se ha de juzgar. Desgraciadamente el conocimiento de los hombres es uno de los estudios más difíciles, y por lo mismo es tarea espinosa el recoger los datos precisos para acertar.
CONTINUA EN:
También pienso que estudiar al hombre y su comportamientoes muy complicado, aunque no imposible...
ResponderEliminarA veces nos precipìtamos en juzgar. Y nos dejamos llevar por la primera impresión.
Saludos Carolus
Decía Jesús de Nazaret, nacido en Belén: "no juzgues y no serás juzgado, porque con la vara que midas, serás medido". Son sabias palabras.
EliminarSaludos, Manuel
Somos muy complejas las personas, por eso el estudio es difícil, complicado: Además de elementos como inteligencia, intereses, creencias, etc.hay que tener en cuenta la genética y la educación. La infancia y la pubertad son decisivas en la formación del individuo. Conozco gente que se ha quedado "atascada" en los siete años o en los catorce.
ResponderEliminarUn saludo
Nos creemos muy racionales, pero como bien dices, hay otros factores que influyen en la formación
EliminarSaludos, Cayetano
Estoy de acuerdo, familia, educación, entorno,fanatismos varios,HORMONAS... "INTELIGENCIAS"(creo que puede ser decisivo tener bastante desarrollada la inteligencia emocional)GENÉTICA más importante de lo que creemos, hay verdaderos condicionamientos cerebrales heredados,(morfología, conexiones) que no aprendidos, evidentemente estos últimos son los que más abundan por desgracia, algo que no terminaré nunca de comprender por qué se repiten en el caso de las malas experiencias , lo "normal" sería aprender a hacer todo lo contrario, es decir NO HACER LO MISMO QUE TE HA CAUSADO DAÑO, DOLOR,... Creo que puedo con este tema entrar en "BUCLE". Resumiendo 90% BIOLOGÍA pura y dura ("SEMOS ANEMALECOS" ;-D jeje) y con el posible 10%(soy generosa) restante que nos pueda diferenciar un poquito...hay quien quiere hacer algo con ello y pone interés y otros......
ResponderEliminarUn Saludo!
M.Malísma :-D
Estás citando la famosa regla de Oro: no hagas lo que no quieras que te hagan.
EliminarSaludos, M. Malisma
Por cierto que me liado! Muy acertada la frase de Jesús que has utilizado. A veces me la tengo que recordar a mi misma lo reconozco! Es una de esas "cositas" que ando puliendo...y las que quedan!
ResponderEliminarOtro Saludo
M. Malisma
Dejendo a un lado la fe, Jesus tenía muy buenas ideas, nadie se ha molestado en estudiarlo como un filósofo
EliminarSaludos, M. Malisma
Yo también lo veo así. Mira, por cierto(hablando de filósofos) a pesar de separarles 4 siglos y medio y ser de sitios tan diferentes, similitudes entre Jesucristo y Sócrates: A pesar de que ambos eran muy cultos y considerados sabios por sus contemporáneos, nunca escribieron nada, ni una sola palabra. Fueron otros los que escribieron sobre ellos. En el caso de Sócrates fue Platón quien escribió profusamente, mayoritariamente en forma de diálogos sobre su vida y el pensamiento socrático. En el caso de Jesucristo, fueron los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Es imposible creer que fueran analfabetos, por tanto el no escribir fue en ambos una actitud deliberada que tenía que ver con su forma de pensar.
ResponderEliminarAmbos eran considerados raros o enigmáticos por sus contemporáneos y también por sus seguidores más cercanos.
Los dos usaron la palabra para trasladar su mensaje, Sócrates recorría calles y plazas en Atenas discutiendo y conversando con la gente, su método era preguntar y fingiendo ignorancia, luego continuar repreguntando hasta que el interlocutor caía en contradicción si no tenía firmeza en su conocimiento; de allí el nombre de su método: “ironía”. Jesucristo recorría pueblos y ciudades, la gente se concentraba para oírle, muchas veces en grandes cantidades, su método preferido de enseñanza era “La Parábola”. En ambos casos, es evidente que ambos sabían que la forma fundamental de transmisión del pensamiento y del conocimiento en su época, era oral, mas del 99% de la población de esos días era analfabeta, morían sin haber visto nunca un libro. Ambos hablaban con gran firmeza y determinación, fascinaban o enojaban a sus oyentes. Y ambos hablaban de algo que era superior a ellos mismos. Eran maestros en el arte de la oratoria y la conversación. A ambos se les consideraba subvertidores del orden establecido. Sócrates fue acusado de subvertir el orden y corromper a la juventud. Y Jesucristo de considerarse hijo de Dios. Ambos desafiaron los poderes establecidos, criticaron duramente la injusticia social y los abusos de poder.
Ambos fueron juzgados por instancias poco ortodoxas o comunes en su época y fueron condenados a muerte. Ambos hubieran podido salvarse si así lo hubieran deseado. Si Sócrates hubiera suplicado clemencia como sus seguidores se lo pidieron, lo más seguro es que el jurado hubiera modificado su decisión. Además tuvo la oportunidad de escapar (sus seguidores habían organizado un plan de fuga). Jesucristo, guardó silencio y aceptó la sentencia de Poncio Pilatos. Ambos consideraron que traicionarían sus principios y sus ideales si no eran capaces de llegar hasta el final, es decir morir por ellos. Y fue precisamente porque aceptaron su muerte con dignidad, que miles de seguidores continuaron con sus enseñanzas después de su muerte.
Perdona la extensión, espero no abusar por favor si es así dímelo, pero creo que seguramente te resulte interesante.
Un Saludo.
M.Malisma ataca de nuevo!
No existen muchas personas capaces de hacer lo que cuentas.
EliminarEn el Siglo XX, solo se me ocurren estos tres:
http://elartedelaestrategia.blogspot.com.es/2012/09/revolucion.html
Saludos, M. Malisma