Epicuro preconiza que el objetivo de la sabiduría es suprimir los obstáculos que se oponen a la felicidad. Ello no significa, sin embargo, la búsqueda del goce desenfrenado, sino, por el contrario, la de una vida mesurada en la que el espíritu pueda disfrutar de la amistad y del cultivo del saber.
La felicidad epicúrea ha de entenderse como el placer reposado y sereno, basado en la satisfacción ordenada de las necesidades elementales, reducidas a lo indispensable.
40 máximas de sabiduría. Epicuro |
Máximas Capitales. Epicuro
1. El ser dichoso e incorruptible ni tiene él preocupaciones ni se las proporciona a otro, de suerte que no se ocupa de enojos ni agradecimientos. Pues todo ello se da en el débil.
Escolio: En otros escritos dice que los dioses son visibles a la razón, apareciendo unos según su número, y otros en figura humana, por semejanza a partir del continuo flujo de imágenes semejantes convertidas en la misma.
2. La muerte no es nada para nosotros. Porque lo aniquilado es insensible y lo insensible no es nada para nosotros.
3. El límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo sufrimiento. Donde haya placer, durante el tiempo que sea, no hay pesar ni sufrimiento ni la mezcla de ambos.
4. No se detiene el sufrimiento ininterrumpidamente en la carne, sino que el más agudo permanece el más breve tiempo, y el que sólo aleja el placer de la carne no perdura muchos días. Las enfermedades muy prolongadas ofrecen en la carne aún más placer que dolor.
5. No es posible vivir placenteramente sin vivir prudente, honesta y justamente, ni vivir prudente, honesta y justamente sin vivir placenteramente. A quien no alcanza esto, no le es posible vivir placenteramente
6. A fin de tener seguridad en relación a los hombres, sería un bien según naturaleza la existencia del poder y la realeza, a partir de los cuales sería tal vez posible obtenerla.
7. Algunos quisieron llegar a ser famosos y admirados, considerando que así conseguirían la seguridad en relación a los hombres. De suerte que, si la vida de aquellos es segura, han conseguido el bien de la naturaleza. Pero si no es segura, no tienen aquello por lo que se esforzaron desde el principio según lo propio de la naturaleza.
8. Ningún placer es por sí mismo malo. Pero lo producido por ciertos placeres comporta muchas más perturbaciones que placeres.
9. Si se condensase cada placer y lo hiciera tanto en el tiempo como en relación a la totalidad o a las partes más importantes de nuestra naturaleza, entonces los placeres no diferirían unos de otros.
10. Si aquello que produce los placeres de los corruptos les desligara de los miedos de su pensamiento respecto a los fenómenos celestes, la muerte y el dolor, e incluso les enseñara el límite de los deseos, nada tendríamos entonces que censurar a aquellos, colmados por todas partes de placeres y carentes absolutamente de sufrimiento y pesar, aquello que es precisamente el mal.
11. Si nada nos inquietaran las aprensiones ante los fenómenos celestes y ante la muerte -no fuera ella acaso algo para nosotros-, y también el no conocer los límites de los dolores y los deseos, no necesitaríamos de la investigación de la naturaleza.
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Todo un sabio. Ya van quedando pocos.
ResponderEliminarUn saludo.
Fue muy mal interpretado (aun ahora) por el tema del hedonismo. Sobre todo por la Iglesia de Roma.
EliminarSaludos, Cayetano