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Medios de comunicación y noticias podridas

Sí, los medios nos mienten, y no siempre desinteresadamente. Una fascinante reflexión sobre los medios de comunicación actuales, la “calidad” de su trabajo y su necesario cuestionamiento, porque no puede haber democracia sin información de calidad. 

Medios de comunicación y noticias podridas

Desde pequeño me enseñaron a desconfiar de la televisión, pero también de la prensa en general. Me dijeron que siempre había que esforzarse en buscar información contradictoria para poder formarse una opinión propia. Poco a poco comprendí que cuando la información que se daba era monocromática, todos decían lo mismo, es decir, no había contradicción.

"Es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada" Mark Twain

La multiplicidad de fuentes mejora, en mi opinión, la precisión del juicio. Desafortunadamente, toma un tiempo el formarse una opinión. Debemos pensar. Debemos buscar la contradicción. Tienes que saber cómo mantenerte humilde y no pretender tener la Verdad solo para ti. Y sobre todo no creer en la propaganda. Porque hay propaganda. Mucha.

“La   realidad es lo que consideramos verdad. Lo que tomamos por verdad es lo que creemos. Lo que creemos se basa en nuestras percepciones. Lo que percibimos depende de lo que estemos buscando. Lo que buscamos depende de lo que pensemos. Lo que pensamos depende de lo que percibimos. Lo que percibimos determina lo que creemos. Lo que creemos determina lo que consideramos verdad. Lo que tomamos por verdad es nuestra realidad.”  David Bohm, 1977

Preámbulo con carne podrida

Si un carnicero nos envenenara vendiéndonos carne podrida, nosotros como consumidores nunca aceptaríamos la idea de que “las cosas son así” y que simplemente tendríamos que buscar otro proveedor. Pero cuando un reportero del New York Times miente a sabiendas sobre las armas de destrucción masiva en Irak - y participa en el exterminio de 1,5 millones de iraquíes inocentes - simplemente es "despedido" y el caso se cierra. Aquí, la impunidad es casi total e incluso reivindicada por la profesión periodística en nombre de una "libertad" que se cuidan mucho de no definir con precisión.

Sin embargo, la idea de que “la información se ha convertido en un producto de consumo como cualquier otro” no es nueva. Pero entonces sería el único producto de consumo para el que no existe fecha de caducidad, ni seguimiento ni trazabilidad impuesta por textos, ni asociación representativa de consumidores ni regulación alguna sobre calidad o sobre normas.

¿Cómo consiguieron que admitiéramos en nuestras mentes lo que nunca aceptaríamos por nuestro cuerpo?

Idea: hecho rápidamente = mal hecho

Un día, una persona recibió una llamada telefónica de una periodista, una "gran reportera" de la radio, que quería entrevistarle sobre un tema específico sobre Cuba. Rápidamente se dio cuenta de que ella no conocía el tema y que estaba buscando respuestas "esperadas". Cuando le preguntó cuánto tiempo había estado investigando sobre el tema y le ofreció algunas fuentes para consultarle y volver a llamarle más tarde, respondió que había comenzado a estudiar el tema a las 9:00 a.m. y tenía que publicarlo a las 4:00 p.m. En resumen: no tuvo tiempo.

Esta simple, obvia e ineludible restricción de tiempo, física, mecánica, induce la siguiente perogrullada: "La   verdad requiere tiempo mientras que la mentira se adapta perfectamente a la velocidad. "

Pídele a un mecánico que revise tu automóvil en una hora. Ahora pídele que lo haga en 5 minutos. Haz que un médico te examine en media hora. Ahora pídele que lo haga en 2 minutos. ¿Con qué magia escaparían los periodistas a la degradación general e inevitable del resultado de su trabajo inducida por la reducción del factor "tiempo"?

Obsesionados por la tecnología que permite la circulación casi instantánea de “datos”, nos olvidamos de analizar el retraso, por esencial que sea, entre un hecho y la transmisión casi instantánea de datos presentados como información. Y cuanto más corto sea este período, es más que probable que la brecha entre la información y la realidad sea, e incluso será, grande. Es mecánico, es físico, es inevitable. La ausencia del factor tiempo en una profesión donde la velocidad es cada vez más un "criterio" conduce inevitablemente a una degradación continua de la calidad de la información. Esto es cierto incluso con lo que llamaremos un buen periodista.

La mentira se adapta: rapidez equivale a falsedad

Esto nos permite completar la perogrullada: “La   verdad lleva tiempo, mientras que mentir se adapta perfectamente a la velocidad”. De ello se deduce que cuanto más rápida es la información, más falsa es. Lo contrario no es necesariamente cierto.

Este fenómeno de degradación aumenta con la complejidad del tema. De hecho, anunciar que un tren ha tenido una avería en tal o cual lugar en tal momento se puede hacer con cierta fiabilidad. Después de todo, la cantidad de información a procesar es limitada. Anunciar los resultados de un partido de fútbol es aún más fácil. Aquí, la velocidad de procesamiento solo tiene un efecto menor sobre la verdad. Por el contrario, en el caso de un evento complejo (como Siria por ejemplo), la velocidad de procesamiento produce inevitablemente un deterioro en la calidad de la información. 

Como hay que ir rápido y porque el evento es complejo, el resultado es predecible: no es la velocidad de procesamiento lo que se ralentizará, sino el evento que se simplificará para que pueda procesarse dentro del tiempo asignado. Y debido a que la velocidad de procesamiento es relativamente constante, todos los eventos se comprimirán a un nivel de "compatibilidad" con los formatos de transmisión. Cuanto más complejo es un tema, más fuerte es la degradación del significativo. A velocidad constante, la degradación de la calidad de la información es, por tanto, proporcional a la complejidad del tema tratado.

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Comentarios

  1. Hay que leer para tener una opinión sobre el asunto y leer mucho o escuchar mucho a las opiniones dispares.
    Pero eso no lo quieren ni los políticos ni los medios... Prefieren borregos que sigan sus indicaciones...

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Primero, aprender a pensar. Después contrastar y siempre desconfiar. De cada cual depende... que cada uno se haga responsable de sus pensamientos, ya no somos niños.

      Saludos, Manuel

      Saludos

      Eliminar
  2. Como dije en mi entrada del blog sobre el hombre mediocre, se les llama medios de comunicación porque dicen medias verdades y medias mentiras. Lo que ocurre es que nos gusta que nos mientan los nuestros. Es más cómodo y relajado que andar de aquí para allá investigando si eso que leemos o compartimos es una trola, una exageración o una pequeña parte de la verdad.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca lo había pensado, pero tu post se adapta como un guante a estos "medios". Es humano pensar que los "nuestros" tienen razón, pero se nos dio el pensamiento pada usarlo, aunque sea fatigoso.

      Un saludo, Cayetano.

      Eliminar

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