Corría el año 390 a.C. cuando Roma enfrentaba una grave crisis debido a la invasión de los galos comandados por Breno.
La ciudad había sido saqueada y los romanos se refugiaron en el Capitolio, un templo sagrado situado en la colina del mismo nombre, llevando consigo oro y otras riquezas para protegerlas del invasor. Este era el último baluarte de su resistencia.
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En el Capitolio había una cría de gansos, animales considerados sagrados. Una noche, los galos decidieron atacar la fortaleza, el último refugio romano desde donde los sitiados ofrecían feroz resistencia. Mientras escalaban la muralla en la oscuridad, fueron sorprendidos por el graznido de los gansos, que despertaron a los guardias romanos. Estos rechazaron el ataque con gran valor, ayudados por los gansos que, además de graznar, atacaban a los intrusos con picotazos certeros. Así, los gansos pasaron a la historia como los salvadores del Capitolio romano.
Ante la situación desesperada, los romanos decidieron capitular y pagar un voluminoso rescate en oro exigido por el general Breno. Los historiadores relatan que se estipuló una cantidad representada por un peso exorbitante en oro. Los galos trajeron sus balanzas, que estaban manipuladas. Cuando los romanos se quejaron, Breno arrojó su espada sobre el montón de oro, exclamando: "¡Vae victis!" (¡Ay de los vencidos!).
Sin embargo, los galos no lograron llevarse el oro a sus tierras, ya que acabaron siendo derrotados por el ejército romano. Siglos más tarde, en el año 52 a.C., los romanos finalmente conquistaron la Galia bajo el mando del general Julio César. Con el asedio de la fortaleza de Alesia, César derrotó a los galos y anexionó un inmenso territorio al imperio romano. Esta hazaña fue detalladamente documentada por el propio César en su libro "De Bello Gallico" (La Guerra de las Galias).
Como resultado de esta victoria, César trajo encadenado al caudillo galo Vercingétorix, quien fue condenado a muerte por los romanos. Ahora, los romanos también podían decir "vae victis". La Galia conquistada correspondía a los territorios de los actuales países europeos: Francia, parte de Bélgica y Alemania, y el norte de Italia.
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