Ir al contenido principal

Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

Las enfermedades del poder

Los trastornos de conducta que potencia estar en lo más alto del poder

Las batallas a ganar para conseguir un aumento de capital político sin corromperse son cuatro: el uso de palancas de poder con contenido ético, la calidad de los fines que se persiguen, el conocimiento de los síntomas de la enfermedad del poder para reaccionar a tiempo, y el uso de mejores prácticas de buen gobierno que disminuyan la probabilidad de que los directivos acaben corrompidos por el poder.

Ver también El poder en el trabajo

 
Las enfermedades del poder
Las enfermedades del poder
Un porcentaje relevante de la población adulta (¿un 30%?) padece trastornos de conducta. La cifra también es aplicable a los directivos. De hecho, es probable que la superen. No en vano los directivos trabajan en entornos que, por su naturaleza (presión, competitividad, riesgo, abundancia de recompensas, etc.), pueden llegar a ser más desequilibrantes que aquellos en los que se mueve un ciudadano medio.

Identificando los trastornos de los directivos

Un trastorno de conducta es un “defecto”, una patología o una rareza en la conducta fruto de una distorsión cognitiva. En otras palabras, un trastorno de conducta es la elección “automática”, aunque no venga a cuento, de un perfil de conductas disfuncionales que responden a una forma de ver la realidad parcial, distorsionada, desequilibrada. La mayor parte de los trastornos de conducta se hacen, no se nace con ellos. El cerebro es plástico. Aprende con la repetición.

La rareza de la conducta tiene casi siempre su origen en una mala psicología. Si se interpreta la realidad de una forma desequilibrada, no es extraño que se actúe de una manera igualmente desequilibrada, fruto de una lógica muy débil que, a la vez, crea disfuncionalidades en los resultados.


Todos los trastornos de conducta nacen de una mala “alimentación” (¡fast food!) de los deseos emocionales básicos que, como mencioné en el artículo anterior, son los deseos de seguridad, diversión, singularidad y conexión. Los cinco trastornos de conducta más frecuentes entre directivos son fácilmente asignables a la mala gestión de esos cuatro deseos básicos.
Las enfermedades del poder

Veámoslo

El trastorno obsesivo (pensamiento circular) está asociado a la necesidad de seguridad; el trastorno asocial (la falta de escrúpulos) a la necesidad de singularidad, el trastorno adictivo (el enganche a una fuente de placer) al deseo de diversión, el trastorno histriónico (la sobrerreacción “teatral” al entorno) al deseo de conexión y, por último, el trastorno narcisista (sentirse el centro del mundo) a las necesidades de diversión y de singularidad, simultáneamente.

El poder puede ser una de las causas por las que los directivos acaban desarrollando sus trastornos de conducta. La razón es simple: el poder “trastorna” cuando se utiliza como medio para alimentar los deseos emocionales básicos disociándolo de los deseos avanzados de mejora personal y contribución a otros.

A efectos prácticos, el poder enferma cuando los criterios de mejora personal y contribución a la sociedad no se traducen en el respeto a unas líneas rojas no traspasables en el ejercicio de dicho poder. Cuando “todo vale mientras no me pillen”, definitivamente se están sobrepasando esas líneas rojas. Las decisiones basadas en criterios puramente financieros y de corto plazo también revientan esas líneas rojas. 

En un interesante artículo, Fernando del Pino, describía los síntomas más comunes de la enfermedad del poder. La mayor parte de los mismos son la expresión de los trastornos de conducta asocial y narcisista con algún ingrediente más que describo, basándome en el artículo de Fernando, a continuación:
  • Indiferencia a lo que otros piensan; dificultad de conectar intelectual y emocionalmente con las personas con las que uno se relaciona.
  • Frialdad hacia los sentimientos de los demás. Desconexión con el sufrimiento que puedan producir sus decisiones.
  • Decisiones basadas en una lectura desequilibrada del juego de premios y castigos. Se infravaloran las potenciales consecuencias negativas de las decisiones tomadas y se sobrevalora la probabilidad de las consecuencias positivas de las mismas.
  • Pérdida del sentido del riesgo o de la proporción en el perfil de prioridades con el que se dirige la institución.
  • Instrumentalización de las personas para lograr sus propios fines.
  • Excesivo protagonismo personal apoderándose de méritos ajenos.
  • Tendencia a rodearse de “palmeros”: personajes poco independientes intelectual y económicamente, para que no le lleven la contraria y que aplaudan, o se rían de sus ocurrencias.
  • Juicio simplista, estereotipado, de las personas y los acontecimientos.
  • Sobrevaloración de las capacidades personales y de la imagen personal.
  • Conductas desinhibidas; el sentimiento de que se tiene derecho a estar por encima de los “convencionalismos” sociales y morales y de que, por tanto, se tiene licencia para hacer lo que a uno le apetece. Se suele traducir en algunas, o muchas, de estas conductas:
  • Descolocar a otros en público y privado con humillaciones, salidas de tono, etc.
  • Robar en su vertiente de ilegalidades de cualquier tipo o simplemente a través de una remuneración excesiva (en salarios, pensiones, indemnización por despido, etc.)
  • Buscar gratificaciones sexuales abusando de la posición de poder o del atractivo del dinero que se posee
  • Excesos en la comida, bebida, y en el uso de estimulantes
  • Realizar gastos desproporcionados sin que importe la mala imagen generada
Una receta fácil: si se acumulan como mínimo cuatro de estos diez síntomas, más vale actuar rápida y contundentemente. A nadie le interesa que el poder le enferme, le corrompa. 

Es una gran traición a uno mismo y a la institución a la que se sirve. La mente es plástica y enferma si se utiliza mal. El que se sienta poderoso pero no se sienta igualmente frágil se engaña, y pagará por ello. Las empresas cuyos directivos muestren los síntomas de la enfermedad del poder acabarán siendo rehenes de estos, víctimas de no haber tomado medidas a tiempo. 


Comentarios

  1. Interesante artículo. Es exactamente lo que sucede en Cuba hace más de 60 años. Gracias por compartir.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La pregunta del barbero

Un hombre llamado Juan asomó la cabeza en la barbería de Paco y preguntó: "¿Cuánto tiempo tengo que esperar para un corte de pelo?" Paco, mirando la tienda llena de clientes, respondió: "Unas dos horas." Juan se marchó. Unos días después, Juan volvió a asomarse y preguntó: "¿Cuánto tiempo tengo que esperar hoy para un corte de pelo?" Paco, observando la tienda, dijo: "Unas tres horas." Juan se fue nuevamente. Una semana más tarde, Juan regresó y preguntó: "¿Cuánto tiempo tengo que esperar hoy para un corte de pelo?" Paco, revisando la tienda, respondió: "Unas hora y media." Juan se marchó una vez más. Paco, intrigado, se volvió hacia su amigo Luis y le dijo: "Oye, Luis, hazme un favor. Sigue a Juan y mira a dónde va. Siempre pregunta cuánto tiempo tiene que esperar, pero nunca regresa."  Ver Las 20 leyes de la astucia Un rato después, Luis regresó a la barbería, riéndose a carcajadas. Paco, curioso, preguntó: "¿...

El profesor y la alumna en privado

El profesor Johnson se encontraba absorto en sus papeles cuando unos suaves golpes en la puerta lo sacaron de su concentración. "Adelante", dijo sin levantar la vista. La puerta se abrió y se cerró rápidamente. El sonido de tacones sobre el suelo de madera lo hizo alzar la mirada. Allí estaba Emily, una de sus estudiantes más problemáticas, acercándose a su escritorio con una mirada que lo puso inmediatamente en alerta. Emily se inclinó sobre el escritorio, su blusa entreabierta revelando más de lo apropiado. El profesor Johnson contuvo la respiración, incómodo ante la situación.  "Puedo hacer lo que quieras", susurró Emily con voz temblorosa, "pero por favor... cambia mi última calificación. Lo necesito, o la administración me expulsará".  Ver Las 20 leyes de la astucia El corazón del profesor Johnson se aceleró, no por deseo, sino por compasión y preocupación. En los ojos de Emily vio desesperación, no seducción. Con calma, se levantó y abrió la puerta. ...

Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

El motivador cuento de la hormiga y la miel

El motivador cuento de la hormiga y la miel cautiva con su poderosa enseñanza: la moderación da paz, el exceso consume. Una gota de miel cayó al suelo. Una hormiguita, atraída por su dulzura, se acercó y la probó.  La miel era tan deliciosa que no pudo resistir la tentación de volver. Tomó otro sorbo, luego otro, cada vez más hechizada por este néctar divino . Pero pronto, la hormiga, insaciable, quería más. Decidió sumergirse por completo en la gota de miel, bañarse en ella, perderse en ella. Se sumergió, se envolvió, se ahogó. ¡Ay! La miel, tan dulce, se convirtió en su prisión. Sus patitas, pegajosas, ya no podían moverse. Luchó, luchó, pero en vano. La miel, lentamente, la rodeó, la inmovilizó, la asfixió. Y la hormiga, prisionera de su propia gula, pereció en esta dulzura mortal. Los Sabios dicen: "El mundo es solo una enorme gota de miel". El que se contenta con probarlo con moderación encuentra la paz. Pero el que se sumerge en ella, codicioso e insaciable, es tragad...

El médico chino

Un médico chino no puede encontrar trabajo en un hospital en EE. UU., así que abre su propia clínica. Pone un letrero afuera que dice: "TRATAMIENTO POR $20 - SI NO SE CURA, RECUPERE $100. " Un abogado estadounidense piensa que esta es una gran oportunidad para ganar $100 y va a la clínica. Abogado: "He perdido mi sentido del gusto." Médico chino: "Enfermera, traiga la medicina de la caja Nº 14 y ponga 3 gotas en la boca del paciente." Abogado: "¡Puaj! Esto es queroseno." Médico chino: "Felicidades, su sentido del gusto está restaurado. Deme mis $20." El abogado, molesto, regresa unos días después para intentar recuperar su dinero. Abogado: "He perdido la memoria. No puedo recordar nada." Médico chino: "Enfermera, traiga la medicina de la caja Nº 14 y ponga 3 gotas en su boca." Abogado (molesto): "Esto es queroseno. Me diste esto la última vez para restaurar mi gusto." Médico chino: "Felicidades. Ha rec...