Vivir una epidemia como la del coronavirus puede tener repercusiones psicológicas. ¿Cuáles son? ¿Cómo no ceder a la psicosis, ansiedad y estrés?
Epidemia de coronavirus: ¿qué efectos psicológicos tiene?
Vivir en un contexto epidémico obviamente no es neutral desde un punto de vista psíquico. Una epidemia global es un evento traumático que a uno le afecta directamente: todo esto nos enfrenta directamente con la muerte, o al menos, con una amenaza de muerte. Este tipo de evento puede generar una fuerte carga emocional muy difícil de controlar, que puede tener muchas repercusiones a nivel psicológico. Fatiga emocional, trastornos del sueño, preocupación constante por el futuro, miedo a los demás, deterioro del juicio, trastornos del estado de ánimo, tendencia a la hipocondría... Es esta batería de repercusiones psicológicas la que nos hemos encontrado desde el inicio de la epidemia de Covid-19.
Esta situación epidémica puede afectar de alguna manera a la cordura de todos y cada uno tenemos nuestra propia forma de reaccionar. Algunas personas pueden sentirse abrumadas y no entender lo que está sucediendo, otras pueden sentir diariamente miedo o ansiedad. Pero si algunos han logrado controlar sus reacciones, otros reaccionan con más fuerza. Las reacciones por lo tanto dependen de muchos factores como nuestra exposición a la epidemia, nuestras experiencias previas de eventos estresantes, el apoyo de quienes nos rodean, nuestra salud física, nuestra edad y nuestro historial personal de trastornos relacionados con la salud mental.
Aislamiento, cuarentena: ¿qué consecuencias psicológicas tiene?
Primera consecuencia: el estigma o el sentimiento de ser una persona a evitar. La cuarentena o aislamiento forzado no es un período baladí. La primera consecuencia del aislamiento es la estigmatización, es decir, el sentimiento de ser señalado, de suscitar sospechas constantes, de ser la persona “apestada”. Además de este sentimiento de rechazo, algunas personas en cuarentena también pueden sentirse culpables por no haber tomado las medidas necesarias y por haber potencialmente infectado a otros miembros de su entorno.
La cuarentena es una experiencia potencialmente traumática.
La cuarentena es, por tanto, una experiencia potencialmente traumática para algunos y, como cualquier trauma, los síntomas (como trastornos del sueño, trastornos del estado de ánimo, ansiedad generalizada, llegando a la depresión o incluso al síndrome del estrés postraumáticos) pueden manifestarse más tarde, meses o años después, en forma de flashbacks, ataques de pánico o estado patológico de alerta o vigilancia.
¿Hay personas con mayor riesgo de sufrir una crisis nerviosa?
No existe una tipología de la persona que presentaría más riesgos de descompensación psicológica que otra. Sin embargo, si tienes tendencia a la hiperansiedad, si eres hipocondríaco o si estás pasando por un episodio depresivo, es mejor tomar la iniciativa contactando con un psicólogo que pueda ayudarnos a superar este período, decirnos palabras tranquilizadoras y aliviar los síntomas relacionados con el estrés.
¿Qué apoyo podemos recibir?
El apoyo psicológico es fundamental para ayudar a superar estas repercusiones en la mente. Tanto si estás directamente afectado por la epidemia como si no, no debes dudar en hablar con un profesional de la salud, incluso si el proceso te parece difícil, quieres evitar el tema o te da vergüenza. Dependiendo de los síntomas y el nivel de trauma, el adulto o el niño pueden recurrir a "una unidad de crisis" , un dispositivo que practica la medicina psicológica de emergencia de la misma manera que los Servicios de Salud o los bomberos. Integrado por un psiquiatra de referencia, psicólogos y enfermeros especializados en el manejo del trauma psicológico, identifican a las personas psicológicamente más frágiles y las derivan lo antes posible a especialistas para un seguimiento más individualizado.
Las terapias breves como la terapia cognitivo-conductual (TCC) parecen estar particularmente bien indicadas en este tipo de situación. En la consulta, el paciente puede presentar su propio relato de los eventos, expresar sus emociones y compartir cualquier pensamiento negativo que tenga. La epidemia se despierta. Se puede trabajar para aliviar a la persona mientras se espera que el clima actual de tensión disminuya. Ten en cuenta que otros métodos como la hipnosis o la desensibilización también pueden ayudar.
¿Cómo no ceder a la psicosis?
Por encima de todo, es importante protegerse y proteger a los que le rodean adoptando acciones sencillas recomendadas por la Organización de la Salud: lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, o en ausencia de ''un punto de agua, usar gel hidroalcohólico, estornudar y toser en el pliegue del codo, tirar los pañuelos después de su uso, evitar tocarte los ojos, la nariz y la boca, usar una máscara si estás enfermo para evitar la propagación de la enfermedad por el aire, etc.
Debemos limitar las fuentes de información y seguir viviendo.
La propagación del Covid-19 es ciertamente muy preocupante, pero para no ceder a una ansiedad excesiva, debemos evitar proyectar la mente en escenarios catastróficos y hacer todo lo posible para mantener a raya los pensamientos negativos y permanecer alerta a pesar de todo. Para mantener la distancia mental, la mejor manera es limitar las fuentes de información, lo que al mismo tiempo te evita el leer noticias falsas. Pasar el tiempo leyendo notificaciones angustiantes, escuchando la radio o los canales de noticias 24 horas al día, 7 días a la semana son acciones que provocan ansiedad y que promueven el pánico. Obtener información sí, pero con moderación, cruzando y contrastando fuentes y dando un paso atrás. Enfocar tus pensamientos nunca es bueno, terminas rumiando tus ideas y enredándote en pensamientos disfuncionales que solo refuerzan nuestro malestar y alimentan nuestra ansiedad. Incluso en el contexto de una epidemia, debemos seguir viviendo, tomando las precauciones necesarias para evitar el contagio, y estar tranquilos con la información comprobada por autoridades e investigadores de salud: más del 80% de los casos son leves o no presentan síntomas, hay muchos equipos de investigadores de todo el mundo que están trabajando actualmente en una vacuna, terapias, ensayos clínicos... Todo pasa, y este COVID también pasará.
Dentro de todo esto, se necesita desconectar y los medios de comunicación no ayudan... todo el tiempo con lo mismo, con cifras (mejor si son más alarmantes) e insistir en que el contrario lo hace mal, cuando todos debemos remar en el mismo sentido.
ResponderEliminarAfecta también justamente porque la cuarentena cambia nuestra forma de vida de manera radical, pero además nos estamos resistiendo al cambio de forma de relacionarnos con los demás...
Y después la falta de apoyo al personal sanitario... Hay una sensación de vacío generalizado entre los sanitarios...
Saludos Carlos. Todavía nos queda...
Los medios de comunicación viven de las (malas) noticias, es comprensible que publiquen cifras alarmantes. De cada uno depende el cuánto hacerles caso. Respecto a la forma de socializar, es evidente que nos está afectando a todos, salvo a los insociables sin remedio, que disfrutan con esta situación.
EliminarLo del personal sanitario... no tiene nombre, desde los políticos (no había mucho que esperar de ellos) hasta la gente que en el confinamiento aplaudía por las terrazas y ahora va a su aire sin tomar medidas.
Saludos, Manuel, y ánimo. Espero que ya estemos cerca del ecuador de la pandemia...
Es cierto: las noticias catastrofistas no ayudan. Potencian la gravedad del problema. Hay que tomar medidas de higiene y distanciamiento social, pero no andar obsesionado todo el día consumiendo malas noticias.
ResponderEliminarUn saludo.
Y esto es de aplicación tanto con el COVID como con cualquier otro tema. Las noticias que eligen emitir los medios nos envenenan la mente.
EliminarUn saludo