Esta es una pregunta que muchos se hacen ante el aumento de las tensiones entre China y Taiwán, la isla que Pekín considera parte de su territorio y que Washington apoya con armas y diplomacia.
La respuesta no es sencilla, ya que la política oficial de EE.UU. sobre Taiwán es de "ambigüedad estratégica": EE.UU. no se compromete a defender a Taiwán, pero tampoco niega que lo haría. Se supone que esto mantendría a China adivinando lo que podría suceder tras una invasión y así disuadiría cualquier intento de agresión.
¿Qué haría EE.UU. ante una invasión china a Taiwán? ¿Los defendería? |
En una entrevista con ABC News el pasado 16 de septiembre, Biden dijo que EE.UU. tenía un "compromiso" con Taiwán y que "si China decidiera invadir, habría una respuesta". Y el pasado domingo, en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro japonés Yoshihide Suga, Biden reiteró que EE.UU. defendería a Taiwán ante una agresión de China.
Reacción de Pekín
Estas afirmaciones han provocado la ira de Pekín, que ha acusado a Biden de incitar a los "separatistas" de Taiwán y de violar el principio de "una sola China", que reconoce a Pekín como el único gobierno legítimo de toda China.
Pero también han generado confusión entre los analistas y los aliados de EE.UU., que se preguntan si Biden está cambiando la política hacia Taiwán o si solo está haciendo declaraciones improvisadas sin una estrategia clara.
En este artículo vamos a analizar las posibles implicaciones de las palabras de Biden, los escenarios de un conflicto entre China y Taiwán y las opciones que tendría EE.UU. para responder ante una invasión china a la isla.
Implicaciones de las declaraciones de Biden
Varios interrogantes
Vamos a examinar estos interrogantes desde una perspectiva geopolítica, histórica y militar, teniendo en cuenta los intereses y capacidades de cada actor involucrado. El conflicto entre China y Estados Unidos por Taiwán tiene una larga historia y una compleja geopolítica. Desde el final de la guerra civil china en 1949, cuando el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek se refugió en la isla, China continental ha reclamado la soberanía sobre Taiwán y ha rechazado cualquier intento de independencia o de reconocimiento internacional.
Estados Unidos, por su parte, ha mantenido una ambigua relación con Taiwán, alternando entre el apoyo militar y diplomático y la aceptación del principio de "una sola China" que defiende Pekín. La situación actual es de gran tensión, debido a las crecientes aspiraciones de Taiwán de afirmar su identidad democrática y a las crecientes amenazas de China de usar la fuerza para impedirlo. Ambos actores tienen intereses y capacidades que entran en juego en este conflicto.
China considera a Taiwán como una cuestión de integridad territorial y de prestigio nacional, y no está dispuesta a tolerar ninguna injerencia externa en sus asuntos internos. China cuenta con el mayor ejército del mundo y con un creciente poder económico y tecnológico, lo que le da una ventaja militar sobre Taiwán. Sin embargo, China también enfrenta desafíos internos, como el descontento social, la corrupción y la desaceleración económica, que podrían limitar su capacidad de acción. Estados Unidos ve a Taiwán como un aliado estratégico y un socio comercial en la región de Asia-Pacífico, y como un ejemplo de democracia y derechos humanos frente al autoritarismo chino.
Estados Unidos tiene el compromiso legal de ayudar a Taiwán a defenderse de una agresión externa, y dispone de una superioridad militar y nuclear sobre China. No obstante, Estados Unidos también tiene intereses económicos y políticos con China, y busca evitar una confrontación directa que podría escalar a un conflicto global. La solución pacífica del conflicto entre China y Estados Unidos por Taiwán depende de la voluntad política y el diálogo entre las partes, así como del respeto al derecho internacional y a la autodeterminación de los pueblos.
¿Es posible el dialogo y la cooperación?
Hay unas posibles vías de diálogo y cooperación para evitar una confrontación armada que podría tener graves repercusiones para la estabilidad regional y global.
La situación de Taiwán es uno de los principales focos de tensión entre China y Estados Unidos, las dos mayores potencias económicas y militares del mundo. Ambos países tienen intereses estratégicos en la región y mantienen una relación compleja y ambivalente con la isla, que se considera a sí misma una nación soberana pero que es reclamada por Pekín como parte de su territorio.
Ante el aumento de las presiones y las provocaciones de ambos lados, es necesario explorar vías de diálogo y cooperación para evitar una confrontación armada que podría tener graves repercusiones para la estabilidad regional y global.
Una posible vía sería impulsar una agenda multilateral que incluya a otros actores relevantes, como la Unión Europea, Japón, India o Australia, que también se ven afectados por la rivalidad entre China y Estados Unidos. Esta agenda debería abordar temas de interés común, como el comercio, el cambio climático, la seguridad marítima o la no proliferación nuclear, y buscar fórmulas de entendimiento y confianza que reduzcan el riesgo de escalada.
Asimismo, se debería respetar el principio de una sola China, pero al mismo tiempo garantizar el derecho de Taiwán a participar en organismos internacionales y a preservar su autonomía política y su sistema democrático.
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