Dentro de unos 100 años, como en 2130, todos seremos enterrados con nuestros familiares y amigos.
Extraños vivirán en nuestros hogares que tanto luchamos por construir, y serán dueños de todo lo que tenemos hoy. Todas nuestras posesiones serán desconocidas, incluido el coche en el que gastamos una fortuna, y probablemente serán chatarra, preferiblemente en manos de un coleccionista desconocido.
Ver Qué ocurre en las experiencias cercanas a la muerte (ECM)
Nuestros descendientes muy apenas o apenas sabrán quiénes fuimos, ni se acordarán de nosotros. ¿Cuántos de nosotros conocemos al padre de nuestro abuelo?
Después de morir, seremos recordados durante unos años más, luego seremos sólo un retrato en la estantería de alguien y, unos años más tarde, nuestra historia, nuestras fotografías y nuestros hechos desaparecerán en el olvido de la historia. Ni siquiera seremos recuerdos.
Si un día nos detuviéramos a analizar estas cuestiones, tal vez entenderíamos cuán ignorante y débil fue el sueño de lograrlo todo.
Si tan sólo pudiéramos pensar en esto, seguramente nuestros enfoques, nuestros pensamientos cambiarían, seríamos personas diferentes.
Siempre teniendo más, sin tiempo para lo realmente valioso en esta vida. Cambiaría todo esto por vivir y disfrutar de los paseos que nunca he dado, de esos abrazos que no di, de esos besos para nuestros hijos y nuestros seres queridos, de esas bromas para las que no teníamos tiempo. Seguramente serían los momentos más bellos para recordar, al fin y al cabo llenarían nuestras vidas de alegría.
Y algunos de nosotros lo desperdiciamos día tras día con avaricia, egoísmo e intolerancia.
Moraleja:
Cada minuto de la vida no tiene precio y nunca se repetirá, así que tómate un tiempo para disfrutar, agradecer y celebrar tu existencia.
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