Vivir la vida al máximo es una hermosa filosofía de vida. Pero en realidad, en realidad no sucede de esa manera.
De hecho, nuestros días se parecen y son bastante ordinarios... Entonces, ¿cómo salimos de esta vida cotidiana que no hace que nuestro corazón lata de felicidad?
Ver Cambia tu vida con 3 consejos
5 consejos para vivir la vida al máximo |
Te sugiero que
sigas estos 5 consejos para que cada día cuente.
1. Para que cada día cuente, amor
Creo que lo más importante en la
vida, y sobre todo al final de nuestra vida, es poder tener la certeza de que
hemos amado y de que hemos sido amados.
Ver Las 7 Mentalidades Para vivir tu vida al máximo
El amor es una palabra tan amplia
como profunda. Podemos amar a una persona y también amar la vida.
Desafortunadamente, el amor no
siempre es fácil. Esto conlleva su dosis de riesgo. Porque, sí, cuando amamos,
corremos el riesgo de estar desilusionados y tristes. En la vida todo acaba,
todo desaparece: las relaciones, nuestro entorno, lo que hemos construido,
nuestro trabajo, nuestros hijos se van a vivir su vida...
Y creo que demasiados de nosotros
nos enfocamos en esta parte del riesgo que implica que vamos a sufrir tarde o
temprano. Es por eso que tendemos a cerrar nuestros corazones.
Sin embargo, por otro lado, no
hablamos del riesgo del amor. Cuando amamos, corremos el riesgo de reírnos y
maravillarnos. Corremos el riesgo de tocar la eternidad.
Para vivir la vida plenamente, es
esencial amar.
Entonces, ¿cómo amar? Sobre todo,
requiere centrarse en lo que tienes y no en lo que te gustaría tener.
También te invito a aceptar tu
vida como es y a ir en busca cada día de todo lo que hay de bello y bueno en tu
vida. No sucederá en un día y además necesitarás repetir este ejercicio durante
días y días para que el amor reine en tu vida diaria.
El mejor ejercicio para amar es
llevar un diario de gratitud. Cada día, tómate 5 minutos para escribir todas
las razones por las que estás agradecido de estar vivo hoy.
Al principio, no es fácil ver lo
que nos hace felices, simplemente porque tendemos a ver sólo lo negativo.
Entonces, primero, encuentra un
momento durante el día: por la noche cuando te acuestas, por la mañana cuando te
despiertas, en la hora del almuerzo, para escribir al menos 3 razones por las
que tienes suerte de estar vivo hoy.
Puede ser una persona, pero
también un evento. Algo que hiciste, sentiste o algo que "tropezó"
contigo por casualidad. Puede ser una lectura, palabras que escuchaste. Eso es
todo lo que quieres mientras te haga feliz.
Anota estas 3 razones y déjate
invadir por la gratitud. Disfruta de esta sonrisa, al principio tímida, que
tomará forma en tu rostro.
2. Para que cada día cuente, atrévete
Me encantó esta frase de Benoit
Henno: “La vida es una experiencia”.
Sí, la vida es una experiencia,
pero eso lo hemos olvidado. De hecho, muchos de nosotros estamos paralizados
por el miedo.
Tenemos miedo al juicio, a la
mirada de los demás. Tenemos miedo de tomar decisiones y equivocarnos o tener
que cambiar de opinión. De hecho, tenemos miedo de tener experiencias porque
son sinónimo de cambio.
El cambio, sin embargo, es vida.
Todo cambia. Miremos las estaciones, el niño que crece, la vejez, la luna que
sigue creciendo y menguando en nuestro cielo… Todo cambia, todo es cíclico.
Entonces, ¿por qué no nosotros?
¿Por qué no nuestras vidas?
No nos gusta tener miedo y eso es
comprensible. Es incómodo. Además, hemos inventado un concepto totalmente falso
y contrario a la vida misma: podemos controlarlo todo.
Creo que una parte de ti lo sabe.
No controlamos nada. No sabemos qué es este Universo, esta Tierra e incluso lo
que estamos haciendo allí. Es el misterio de la vida. Aceptémoslo ahora.
¡La vida es una experiencia
mágica!
Para hacer que cada día cuente,
podríamos vivir con esta nueva idea de que la vida es un milagro y que no
estamos aquí para hacer las cosas "bien", ¡sino para probar
experiencias!
Estamos aquí para equivocarnos, para caer y para levantarnos de nuevo. Estamos aquí para aprender, descubrir y ser felices.
¿Qué harías diferente si ya no
tuvieras miedo de atreverte y experimentar?
Te invito a hacerte esta pregunta
una vez por semana. Sí, para que compruebes que el miedo no ha llamado a tu
puerta y que no lo dejas instalarse cómodamente en tu hogar.
Tener miedo de hacer las cosas es
normal, pero tener miedo de vivir no lo es.
El miedo no es una emoción que
pretenda congelarnos, todo lo contrario. De hecho, nos indica lo que es
importante para nosotros y nos envía su energía para ayudarnos a dar el paso.
Sí, nos envía adrenalina que nos hace pensar mejor y actuar mejor.
En otras palabras, el miedo no
nos pide que nos escondamos en casa detrás de falsos arrepentimientos. ¡Nos
pide que actuemos y nos atrevamos!
3. Simplificar para vivir la vida al máximo
Estamos perdiendo el tiempo. La
vida es un milagro, pero es de corta duración. Sin embargo, vivimos como si
fuéramos inmortales. Perdemos el tiempo en cosas triviales o inventando un
montón de problemas.
Además, a menudo hacemos que sea
una cuestión de honor complicarnos la vida, manteniendo montañas de
obligaciones y cosas que pesan sobre nuestros hombros.
Llevamos demasiadas cosas. En
primer lugar, demasiadas cosas materiales. Queremos una casa (demasiado)
grande, pero requiere mayor crédito, más tiempo en el trabajo para pagarla, más
tiempo de limpieza y no siempre se nota, pero pesa sobre nuestros hombros.
Queremos un segundo coche para el
fin de semana, otra prenda de vestir u otro teléfono...
Además, nos cargamos con
demasiados problemas: demasiadas relaciones, demasiadas actividades, demasiados
deseos, demasiados proyectos...
No somos máquinas de hacer, de
obtener, de poseer, somos SERES humanos.
La mayoría de las cosas por las
que corremos nos aprisionan porque nos quitan más trabajo y abarrotan nuestros
cerebros para que ya no disfrutemos de lo que ya tenemos. Estamos como ciegos.
Por eso, hoy, ¡nos estamos
quedando sin tiempo! Sin embargo, el tiempo es nuestra única riqueza real.
Todos los días todos tenemos 24 horas. Es un regalo del cielo.
Para vivir la vida plenamente, es
urgente revisar la forma en que "gastamos" nuestro tiempo.
Te invito a ordenar tu vida
regularmente. Cada semana, hazte esta pregunta:
¿Qué recuerdo de esta semana?
¿Qué era importante y menos importante?
Pregúntate qué te hizo feliz y
qué te estresó. Piensa en cómo hacer más de las cosas que te hacen feliz y
menos de las demás.
Estas preguntas van a ser
difíciles al principio. Y eso es normal. No siempre nos damos cuenta de cómo
estamos "gastando" nuestro tiempo, y cuando la luz brilla, puede ser
incómodo.
Desde mi experiencia, lo que nos
hace más felices es cuando pasamos tiempo con las personas que amamos. En otras
palabras, es importante dejar espacio para estos momentos y, sobre todo, es
fundamental ordenar nuestras relaciones. Algunas no nos alimentan; peor aún,
nos estresan.
El tiempo que tienes cada día es
un regalo, es TU riqueza. Es hora de que respetes este regalo y lo uses para
cosas que realmente te hacen feliz.
Pasa tiempo de calidad con los demás y contigo mismo. Encuentra el equilibrio que funcione para ti entre tu trabajo, tus relaciones y tú mismo. Este equilibrio, no lo encontrarás en un día, sino que lo encontrarás a fuerza de observar cómo "gastas" tu tiempo semana tras semana.
4. Ámate a ti mismo
Todos los días experimentamos
desafíos. A menudo, estos desafíos son relacionales. Otros nos molestan, nos
decepcionan. A veces somos nosotros los que decepcionamos y hacemos enojar a
los demás.
Entonces, al final del día,
reflexionamos sobre todas estas cosas. No siempre lo sentimos, pero nos pesa,
sobre nuestros hombros y sobre nuestro corazón. Nuestros pensamientos se
arremolinan y repiten lo que pasó.
En otras palabras, también
estamos perdiendo nuestro tiempo y energía aquí. Terminamos nuestro día tristes
o enojados y nos acostamos así.
Para vivir plenamente, es
importante hacer las paces con los demás y también con nosotros mismos. Lo que
pasó hoy ya pasó y es lo mejor que nos pudo pasar. Entonces, respiremos y
estemos en paz.
Los demás son como son y tienen
derecho a pensar y actuar diferente. Los demás no existen para satisfacernos. Y
es verdad para nosotros también. Podemos pensar y actuar de manera diferente a
los demás. No estamos aquí para complacerlos, sino para complacernos a nosotros
mismos.
Te invito a que aprendas a amarte
a ti mismo. Esto significa varias cosas. En primer lugar, para hablarte mejor.
Conviértete en tu mejor amigo. ¿Qué significa?
Cuando estés triste, consuélate.
Cuando tengas miedo, tranquilízate. Y, cuando hagas algo mal, dite a ti mismo
lo que te diría un amigo: eres una buena persona e hiciste lo mejor que
pudiste. ¿Ves la diferencia?
Cuando te amas a ti mismo, podrás
aceptar decepcionar a otros y permitir que otros te decepcionen a ti. De hecho,
ya no necesitarás recibir el amor de los demás. Y, paradójicamente, cuanto
menos necesites del amor de los demás, más te amarán los demás.
¿Por qué? Porque serás tú mismo,
serás íntegro y completo y dejarás libres a los demás para que también sean
ellos mismos. Esta libertad que te darás a ti mismo y que concederás a los
demás te hará amable.
5. Para que cada día cuente, deja que tus emociones te atraviesen
Quizás leyendo este artículo, te
parezca muy bonito. Sí, es “fácil” cuando todo va bien, pero cuando todo va
mal, ¿cómo se hace?
Cuando vivimos un evento difícil:
un duelo, una ruptura, la pérdida de un trabajo, un proyecto que no se
materializa… la vida continúa. Efectivamente, seguimos recibiendo de regalo
estas 24 horas, este cuerpo para respirar, este aire que nos mantiene vivos…
Sí, seguimos viviendo, pero ya nada tiene el mismo sabor.
Sentimos rabia, tristeza,
frustración… y eso es normal.
Para hacer que cada día cuente
incluso cuando no estamos felices, necesitamos experimentar esa infelicidad.
Sí, necesitamos vivir nuestras emociones, todas ellas, plenamente.
Porque la tristeza nos ayuda a
percibir una carencia ya reconstruirnos en torno a ella. La ira, por otro lado,
revela nuestra necesidad de seguridad y respeto y nos empuja a buscar
satisfacerlos de otras maneras.
Sin embargo, no es porque vivamos
plenamente nuestra desgracia, nuestra desesperación, que debemos dejar de
vivir. Sigamos cuidándonos.
Además, no es porque seamos
infelices aquí, ahora, que mañana no seremos un poco mejores y así
sucesivamente.
Llora cuando quieras llorar,
grita cuando necesites gritar, deja que tus emociones te atraviesen. La vida y
sus pruebas pasan por ti. Simplemente pasa. Todo va a pasar. Todo desaparece. Y
todo renace.
Para vivir la vida plenamente, es
urgente dejar de fingir ser feliz.
Cuando estamos pasando por un
momento difícil, para estar conectados con la vida, con lo que somos, es bueno
escribir.
Escribe sobre lo que sientes.
Escribe sobre tu ira y tu dolor. Haz las preguntas que queman tus labios. Pon
palabras a las injusticias ya las cosas que no entiendes.
Cuando escribimos, nos
encontramos cara a cara con nosotros mismos. Y no nos sentimos solos. Porque al
escribir tenemos acceso a esa voz que todos llevamos dentro. Una voz llena de
ternura y sabiduría. Sólo nos llega cuando estamos a solas con nosotros mismos.
En efecto, nos pide que nos escuchemos unos a otros y que nos oigamos unos a
otros.
Para que cada día estar más cerca de ti y escribir sea la mejor forma de conseguirlo.
Comentarios
Publicar un comentario