Los supermercados utilizan una serie de estrategias de manipulación mental para influir en el comportamiento de los consumidores y hacer que compren más de lo que necesitan.
Cómo manipulan tu mente en el supermercado |
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- El diseño del espacio
Los supermercados suelen colocar los productos de primera necesidad al fondo o en los extremos del local, obligando a los clientes a recorrer todo el establecimiento y exponerse a otros productos que pueden despertar su interés o tentación.
Por ejemplo, el pan, la leche o los huevos se sitúan lejos de la entrada, mientras que los dulces, las bebidas o los snacks se ubican cerca de las cajas registradoras. Además, los productos más caros o rentables se sitúan a la altura de los ojos, mientras que los más baratos o menos atractivos se ubican en las estanterías inferiores o superiores.
El diseño del espacio comercial es una herramienta clave para influir en el comportamiento y las decisiones de los consumidores. Mediante el uso de técnicas de neuromarketing, se puede crear un ambiente que estimule los sentidos, las emociones y las preferencias de los clientes, y que los motive a comprar más productos o servicios.
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Algunos de los factores que intervienen en el diseño del espacio comercial son: la distribución del mobiliario, la iluminación, el color, la música, los aromas, las señalizaciones y los elementos visuales. Estos elementos deben estar alineados con la identidad y el valor de la marca, así como con las necesidades y expectativas de los consumidores. El objetivo es generar una experiencia de compra memorable, que fidelice a los clientes y que aumente la rentabilidad del negocio.
En los supermercados se suelen colocar los productos de primera necesidad al fondo de la tienda, para obligar a los clientes a recorrer todos los pasillos y exponerlos a más estímulos de compra. También suelen ubicar los productos más caros o más rentables a la altura de los ojos, para captar la atención y el interés de los consumidores.
Asimismo, utilizan estrategias como las ofertas, las promociones, las degustaciones o las recomendaciones para incentivar el consumo impulsivo o compulsivo. De esta manera, el diseño del espacio comercial puede intervenir en la compra y la dieta final de los consumidores.
- La música y los aromas
La música ambiental tiene un efecto psicológico sobre el estado de ánimo y el ritmo de compra de los clientes. Los supermercados suelen elegir música suave y relajante que invite a permanecer más tiempo en el local y a explorar las diferentes opciones. Por ejemplo, la música clásica o instrumental puede generar una sensación de elegancia y sofisticación, mientras que la música pop o rock puede estimular la energía y la diversión.
Asimismo, los aromas pueden estimular el apetito o la nostalgia de los consumidores, haciéndoles comprar más alimentos o productos relacionados con sus recuerdos o emociones. La música y los aromas son dos herramientas poderosas de marketing que se utilizan en los supermercados para influir en la mente del consumidor y estimular sus compras. Estos elementos apelan a los sentidos y las emociones de las personas, creando asociaciones positivas con los productos o las marcas.
Por ejemplo, el olor a pan recién horneado puede despertar el apetito y la nostalgia, mientras que una música tranquila y agradable puede hacer que el cliente se sienta más relajado y pase más tiempo en la tienda. Algunos supermercados incluso utilizan olores artificiales o metáforas visuales para resaltar ciertas características de los productos, como el frescor, la calidad o la naturalidad. Así, podemos encontrar aromas de cuero en artículos de plástico, formas de frutas en los envases o imágenes de campos verdes en las etiquetas.
- Las ofertas y promociones
Los supermercados aprovechan el efecto de la escasez y la urgencia para crear una sensación de oportunidad y necesidad en los clientes. Las ofertas y promociones suelen presentarse con carteles llamativos, colores vivos y frases como "últimas unidades", "solo hoy" o "2x1". Estas técnicas hacen que los consumidores perciban que están ahorrando dinero o que se están llevando algo valioso, aunque en realidad no lo necesiten o no lo vayan a consumir.
Por ejemplo, un paquete de galletas que normalmente cuesta 2 euros puede tener una oferta de 3 por 5 euros, lo que hace pensar al cliente que está obteniendo una ganga, aunque quizás solo necesite un paquete o dos.
Las ofertas y promociones son estrategias de marketing que utilizan los supermercados para atraer y fidelizar a los clientes. Su objetivo es crear una sensación de urgencia, escasez o ventaja que impulse al consumidor a comprar más de lo que necesita o quiere. Algunos ejemplos de ofertas y promociones son:
- El 3x2: consiste en ofrecer tres productos al precio de dos, lo que supone un descuento del 33%. Es una de las ofertas más habituales y se aplica a productos de alimentación, droguería, perfumería, etc.
- El 50% que vuelve: consiste en devolver la mitad del importe gastado en forma de cheque o cupón para canjear en la próxima compra. Es una forma de incentivar la fidelidad y el consumo recurrente.
- El descuento directo: consiste en rebajar el precio de un producto o de una selección de productos durante un periodo limitado. Es una forma de generar interés y competir con otros establecimientos.
- El regalo: consiste en obsequiar al cliente con un producto o servicio gratuito por la compra de otro. Es una forma de aumentar el valor percibido y la satisfacción del cliente.
Estas ofertas y promociones pueden resultar beneficiosas para el consumidor si se aprovechan con criterio y se ajustan a sus necesidades y preferencias. Sin embargo, también pueden suponer un riesgo de caer en el consumo compulsivo, el despilfarro o el endeudamiento. Por eso, es importante comparar precios, planificar las compras, establecer un presupuesto y evitar las compras por impulso.
- El empaquetado y la presentación
Los supermercados también recurren al poder del empaquetado y la presentación para atraer la atención y el deseo de los clientes. Los productos suelen tener envases coloridos, brillantes y con imágenes o mensajes que resalten sus beneficios o cualidades.
Por ejemplo, un yogur puede tener un envase verde con una foto de una fruta y una frase como "rico en vitaminas" o "sin azúcar añadido", lo que hace pensar al cliente que es un producto saludable y natural.
Además, los productos se disponen de forma ordenada, limpia y atractiva, creando una impresión de calidad y frescura. Por ejemplo, las frutas y verduras se colocan en cestas o bandejas con hielo o agua pulverizada, lo que hace pensar al cliente que son productos recién cosechados y jugosos.
El empaquetado y la presentación son dos elementos clave para influir en la mente del consumidor y que compre más en los supermercados. Estos elementos cumplen varias funciones, como proteger el producto, facilitar su transporte, informar sobre sus características y atraer la atención del cliente. Algunos ejemplos de cómo el empaquetado y la presentación pueden manipular la mente del consumidor son:
- El uso de colores, formas, imágenes y textos que apelan a las emociones, los valores o las necesidades del cliente. Por ejemplo, el color verde se asocia con lo natural y saludable, el rojo con la pasión y la urgencia, el azul con la confianza y la tranquilidad, etc.
- El uso de técnicas de neuromarketing, como el efecto halo, el anclaje o el contraste. Por ejemplo, el efecto halo consiste en crear una impresión positiva sobre un producto a partir de un atributo destacado, como el precio, la marca o la calidad. El anclaje consiste en establecer una referencia inicial que condiciona las expectativas y las decisiones posteriores. El contraste consiste en comparar dos opciones para resaltar las ventajas de una sobre la otra.
- El uso de trucos visuales para hacer parecer que el producto es más grande, más lleno o más abundante de lo que realmente es. Por ejemplo, usar envases transparentes que dejan ver el contenido, usar envases alargados o con formas irregulares que ocupan más espacio, usar envases con fondo falso o con aire comprimido que dan sensación de volumen, etc.
Estas son solo algunas de las formas en que el empaquetado y la presentación pueden manipular la mente del consumidor y que compre más en los supermercados. Es importante que el consumidor sea consciente de estas estrategias y que compare los productos con criterio propio antes de tomar una decisión de compra.
Interesante todo esto, nos tratan como a borregos y ni nos damos cuenta, jajaj...
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