Los trepas y los arribistas son personas que buscan ascender en el ámbito laboral sin importarles los medios ni las consecuencias.
Se caracterizan por tener una ambición desmedida, un egoísmo extremo y un individualismo feroz.
Algunos psicólogos los consideran una variante de la psicopatía y los llaman "personalidad autopromotora aberrante". Los 8 perfiles de trepas y arribistas que debes conocer
Ver también La estrategia del hombre rata
Algunos ejemplos de trepas y arribistas son:
El que se aprovecha de los logros ajenos para atribuírselos y destacar ante sus superiores.
Una de las formas en que un trepa o un arribista puede aprovecharse de los logros ajenos para atribuírselos y destacar ante sus superiores es la siguiente:
- Identificar a una persona que tenga un trabajo o un proyecto exitoso y que sea reconocida por su desempeño.
- Acercarse a esa persona con falsas muestras de admiración, interés o amistad, y ofrecerle su ayuda o colaboración.
- Aprovechar la confianza o la simpatía que haya generado para acceder a información privilegiada sobre el trabajo o el proyecto de la persona.
- Usar esa información para copiar, plagiar o sabotear el trabajo o el proyecto de la persona, o para presentarlo como propio ante los superiores.
- Desacreditar o difamar a la persona ante los superiores o los compañeros, para restarle mérito a sus logros y resaltar los propios.
- Repetir el proceso con otras personas hasta conseguir el ascenso o el reconocimiento deseado.
El que difunde rumores falsos o calumnias sobre sus compañeros para eliminarlos de la competencia.
El que se muestra servil y adulador con sus jefes, pero desprecia y maltrata a sus subordinados.
Un arribista o un trepa es una persona que busca ascender en la escala social o laboral a cualquier precio, sin importarle los medios que emplea ni las consecuencias que genera. Para lograr su objetivo, suele mostrarse servil y adulador con sus jefes, pero despreciando y maltratando a sus subordinados. ¿Cómo lo hace?
Ver 4 tipos de jefes tóxicos y cómo manejarlos
Una de las estrategias que utiliza el arribista es la de "el compañero adulador", que consiste en halagar constantemente al jefe autoritario, apoyar sus decisiones sin cuestionarlas y hacerle creer que es el mejor líder posible. De esta forma, se gana su confianza y su favor, y se convierte en su aliado y cómplice. El arribista también aprovecha para informar al jefe de todo lo que ocurre en el equipo de trabajo, especialmente de los errores o desacuerdos de los demás, actuando como un chivato que busca desprestigiar a sus compañeros.
Otra estrategia que emplea el arribista es la de "el carisma de autoridad", que se basa en proyectar una imagen de poder, confianza y respeto ante los demás. El arribista se viste, habla y actúa como si fuera superior a los demás, y utiliza el lenguaje corporal para imponer su presencia y su dominio. También se aprovecha del efecto halo, que hace que las personas atribuyan cualidades positivas a alguien que tiene una característica destacada o admirada. Si vemos que los demás le muestran respeto, presupondremos que esa persona ejerce un alto cargo y es alguien a quien se debe respetar por lo que ha hecho o lo que hace para con la sociedad o un grupo concreto de personas.
Finalmente, el arribista también recurre a la "violencia psicológica" para intimidar, humillar y someter a sus subordinados. El arribista les grita, les insulta, les amenaza, les ignora o les excluye del grupo. También les sobrecarga de trabajo, les impone plazos imposibles, les cambia las tareas sin previo aviso o les quita el mérito de sus logros. Con estas acciones, el arribista busca generar miedo, inseguridad y baja autoestima en sus subordinados, para que no se atrevan a cuestionarle ni a competir con él.
El que se salta las normas éticas y legales para conseguir sus objetivos, sin importarle el daño que pueda causar a la organización o a la sociedad.
Un arribista puede saltarse las normas éticas y legales para conseguir sus objetivos de varias formas, como por ejemplo:
- Aprovecharse de las debilidades o errores de los demás para obtener ventajas o beneficios personales.
- Mentir, manipular o engañar a las personas que confían en él o ella para obtener su apoyo o favorecer sus intereses.
- Hacer uso de la violencia, la intimidación o el chantaje para eliminar obstáculos o imponer su voluntad.
- Corromper, sobornar o comprar la voluntad de las personas que tienen poder o influencia para obtener favores o privilegios.
- Adular, halagar o elogiar falsamente a las personas que pueden ayudarle o promocionarle en su carrera o posición social.
- Cambiar de opinión, de actitud o de lealtad según le convenga o según cambien las circunstancias.
- Ocultar, tergiversar o falsear la información que maneja para crear una imagen favorable de sí mismo o de su trabajo.
Ver Gente tóxica
Estas son solo algunas de las posibles estrategias que puede utilizar un arribista para saltarse las normas éticas y legales para conseguir sus objetivos. Sin embargo, este tipo de comportamiento suele tener consecuencias negativas tanto para el arribista como para la organización o la sociedad en la que actúa, como por ejemplo:
- Perder la confianza, el respeto o la credibilidad de las personas que le rodean o que dependen de él o ella.
- Generar conflictos, tensiones o rivalidades con otras personas que se sienten amenazadas, traicionadas o perjudicadas por sus acciones.
- Provocar daños materiales, morales o sociales a la organización o a la sociedad a la que pertenece, como por ejemplo: pérdida de calidad, de eficiencia, de reputación, de clientes, de recursos, etc.
- Enfrentarse a sanciones, demandas o procesos legales por parte de las personas o entidades afectadas por sus actos ilícitos o inmorales.
- Sufrir estrés, ansiedad, culpa o remordimiento por las consecuencias de sus acciones o por el temor a ser descubierto o desenmascarado.
Por todo ello, se puede afirmar que el arribismo es una forma poco ética y poco inteligente de progresar en la vida, ya que implica sacrificar valores, principios y relaciones humanas por un beneficio temporal e incierto, que puede acabar convirtiéndose en un perjuicio permanente y seguro.
El que se alía con otros trepas para formar una red de influencias y favores que le beneficie.
El que se inventa títulos, méritos o experiencias que no tiene para impresionar a sus superiores o clientes.
Para lograr sus objetivos, un arribista o un trepa suele inventarse títulos, méritos o experiencias que no tiene para impresionar a sus superiores o clientes, aprovechando las lagunas o deficiencias de los sistemas de evaluación o selección.
¿Cómo hace un arribista o un trepa para inventarse títulos, méritos o experiencias que no tiene? Algunas de las estrategias que puede utilizar son las siguientes:
- Falsificar documentos o certificados que acrediten una titulación, una formación o una experiencia que no posee. Por ejemplo, presentar un diploma falso de una universidad extranjera, un curso de especialización inexistente o un contrato de trabajo ficticio.
- Mentir sobre sus funciones, responsabilidades o logros en trabajos anteriores o actuales. Por ejemplo, atribuirse el mérito de proyectos o iniciativas que no ha realizado o en los que ha tenido una participación mínima o irrelevante.
- Exagerar o adornar sus capacidades, habilidades o conocimientos en áreas relacionadas con su ámbito profesional. Por ejemplo, afirmar que domina un idioma extranjero cuando solo tiene un nivel básico o intermedio, que tiene competencias informáticas avanzadas cuando solo sabe usar programas básicos o que tiene experiencia en sectores o campos que desconoce.
- Aprovecharse de la confianza, la buena fe o la ignorancia de sus interlocutores para hacerles creer que tiene una trayectoria profesional brillante, exitosa o prestigiosa. Por ejemplo, alardear de haber trabajado con personas o empresas reconocidas, de haber recibido premios o distinciones importantes o de haber participado en eventos o actividades relevantes.
- Recurrir a contactos, influencias o recomendaciones de personas con poder o autoridad para obtener ventajas o beneficios en su carrera profesional. Por ejemplo, pedir favores a amigos, familiares o conocidos que ocupen cargos de responsabilidad, utilizar su red de contactos para acceder a oportunidades laborales o hacer uso de su posición para presionar o manipular a otros.
El que se hace pasar por víctima o mártir para ganarse la compasión o el apoyo de los demás.
Una de las estrategias que puede utilizar para lograr su objetivo es hacerse pasar por víctima o mártir, es decir, presentarse como alguien que sufre injustamente por una causa noble o por defender sus principios. De esta manera, pretende ganarse la compasión o el apoyo de los demás, que pueden sentirse identificados con su supuesto dolor o admirar su supuesta valentía.
Para hacerse pasar por víctima o mártir, el arribista o el trepa puede recurrir a varias tácticas, como:
- Exagerar o inventar situaciones de conflicto, acoso, discriminación o violencia que le afecten personal o profesionalmente.
- Manipular o tergiversar la información, los hechos o las palabras de otras personas para presentarse como el agredido o el incomprendido.
- Buscar aliados o cómplices que le respalden o le defiendan ante los demás, aunque sea con mentiras o falsos testimonios.
- Aprovecharse de las emociones o los sentimientos de culpa de los demás para obtener beneficios o favores.
- Victimizarse constantemente y quejarse de todo, sin asumir su responsabilidad ni buscar soluciones.
- Desacreditar o atacar a quienes le cuestionen, le critiquen o le pongan obstáculos en su camino, acusándoles de ser los verdaderos culpables o enemigos.
Estas son algunas de las formas en las que un arribista o un trepa puede hacerse pasar por víctima o mártir y ganarse la compasión o el apoyo de los demás. Sin embargo, esta actitud puede tener consecuencias negativas tanto para él como para los que le rodean, como:
- Perder la credibilidad y la confianza de los demás, si se descubre su engaño o su manipulación.
- Generar un clima de tensión, desconfianza y hostilidad en su entorno social o laboral.
- Dañar la reputación y la imagen de otras personas inocentes o de la organización a la que pertenece.
- Sufrir un desgaste emocional y psicológico por mantener una farsa constante y vivir en el conflicto y la mentira.
El que sabotea el trabajo de sus compañeros para hacerlos quedar mal o retrasarlos en sus proyectos.
Un arribista o un trepa es una persona que busca ascender en su carrera profesional a costa de los demás, sin importarle los medios que utiliza ni las consecuencias que genera. Para sabotear el trabajo de sus compañeros y hacerlos quedar mal o retrasarlos en sus proyectos, un arribista o un trepa puede recurrir a varias estrategias, como:
- Desacreditar el trabajo de sus compañeros ante los superiores, resaltando sus errores, exagerando sus fallos o inventando problemas que no existen.
- Apropiarse del mérito del trabajo de sus compañeros, presentándose como el responsable o el líder de un proyecto, ocultando la contribución de los demás o minimizando su importancia.
- Dificultar el trabajo de sus compañeros, entorpeciendo la comunicación, retrasando la entrega de información o recursos, generando conflictos o malentendidos o creando un ambiente de tensión o desconfianza.
- Manipular el trabajo de sus compañeros, alterando los datos, los documentos o los resultados, introduciendo errores o sabotajes, borrando o eliminando información o evidencia o cambiando los criterios o las normas.
Estas son algunas de las formas en que un arribista o un trepa puede sabotear el trabajo de sus compañeros y hacerlos quedar mal o retrasarlos en sus proyectos. Estas conductas son poco éticas y perjudiciales para el clima laboral y el rendimiento de la organización. Por eso, es importante detectar y denunciar a los arribistas o trepas y evitar caer en sus trampas.
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