Si se me permite un poco de cultura y curiosidad gastronómica, quiero compartir con vosotros un dato interesante que quizás muchos desconozcan sobre uno de los mariscos más populares en la cocina: los mejillones. Este molusco, apreciado en diversas culturas culinarias, despierta a menudo la curiosidad de quienes lo degustan, especialmente en lo que respecta a la variabilidad de su color interior. Al comer mejillones, es común que surjan preguntas sobre por qué su carne presenta diferentes colores, que pueden variar desde un pálido casi blanco hasta un intenso tono anaranjado. Es importante aclarar que esta variación cromática no influye directamente en el sabor del mejillón. En realidad, el color de la carne está relacionado con el sexo del molusco: los mejillones de carne más pálida son machos, mientras que aquellos con un tono naranja son hembras. Este detalle no solo es fascinante desde el punto de vista biológico, sino que también añade una capa de interés a la experiencia gas...